Personalmente es mi época del año favorita. No puedo evitar sentir placer en esas ricas mañanas fresquitas echándome una rebeca por encima, o por las noches cuando el aire entra algo menos que frío por mi ventana, arropándome con la sábana mientras me acuerdo de esas calores ya pasadas. Mucha gente me confunde cuando lo digo porque relacionan Otoño con frío y nada más lejos de mi intención. Los que me conocéis entenderéis porqué lo digo: odio el frío. Pero en estas latitudes existe el punto intermedio del que tan orgullosa me siento, con sus “ni frío ni calor”, con sus “ahora tengo frío y hace un momento estaba sudando”. El Otoño es así y a mí me encanta.
Hoy quiero darle una cordial bienvenida a esta nueva estación: El Otoño.
Personalmente es mi época del año favorita. No puedo evitar sentir placer en esas ricas mañanas fresquitas echándome una rebeca por encima, o por las noches cuando el aire entra algo menos que frío por mi ventana, arropándome con la sábana mientras me acuerdo de esas calores ya pasadas. Mucha gente me confunde cuando lo digo porque relacionan Otoño con frío y nada más lejos de mi intención. Los que me conocéis entenderéis porqué lo digo: odio el frío. Pero en estas latitudes existe el punto intermedio del que tan orgullosa me siento, con sus “ni frío ni calor”, con sus “ahora tengo frío y hace un momento estaba sudando”. El Otoño es así y a mí me encanta.
En pleno “Veranillo de San Miguel”, me divierto viendo “el Carnaval” (del que también participo). Así lo llama mi madre. Es posible encontrarse una mezcla rocambolesca de estilos veraniegos (chanclas, shorts, etc) con chaquetas abrigonas y camisetas de manga larga todo en una misma persona. No sabemos qué ponernos. Con los pantalones largos pasamos aún calor pero si los llevamos cortos parece que las piernas se enfrían… Nos resistimos a coger la chaqueta para “por si acaso” pero luego nos arrepentimos de no haberla cogido. Para acabar por hoy, formularé una pregunta al aire: ¿Por qué cambian las hojas de color en Otoño?
Personalmente es mi época del año favorita. No puedo evitar sentir placer en esas ricas mañanas fresquitas echándome una rebeca por encima, o por las noches cuando el aire entra algo menos que frío por mi ventana, arropándome con la sábana mientras me acuerdo de esas calores ya pasadas. Mucha gente me confunde cuando lo digo porque relacionan Otoño con frío y nada más lejos de mi intención. Los que me conocéis entenderéis porqué lo digo: odio el frío. Pero en estas latitudes existe el punto intermedio del que tan orgullosa me siento, con sus “ni frío ni calor”, con sus “ahora tengo frío y hace un momento estaba sudando”. El Otoño es así y a mí me encanta.