Decía el otro día, por aquí, por internet, Ramoneda, que la izquierda se había dejado arrebatar sus banderas.Y yo comentaba que si sólo fuera las banderas...La izquierda se lo ha dejado arrebatar todo porque ha demostrado su incapacidad de pensar.Son millones y millones de sedicentes izquierdistas los que se niegan a admitir que el fútbol forma parte de la política, a pesar de que desde los emperadores romanos se venga postulando por los que manejan el cotarro que al pueblo, al cochino, al asqueroso pueblo hay que darle “panem et circenses”, pero mucho más de lo último que de lo primero.Yo no sé de dónde ha sacado esta falsa sedicente izquierda que el fútbol no es parte principalísima de la política.No es ya que el padre de todo el pensamiento humano nos dijera para siempre que el hombre es un zoon politikon, de tal manera que el hombre que no es político o es un dios o es una bestia, no, no es sólo eso, es que la derecha no sólo nos ha arrebatado la bandera de que ella es tan popular que el suyo es el partido de los trabajadores de manera que todo lo que hace, incluso cuando rebaja sus sueldos, les suprime derechos como el de la sanidad y el de la instrucción pública que ha costado siglos y muchos muertos conseguir, si lo hace es en beneficio de todos ellos, para que la economía se recupere y ellos puedan volver a vivir un día muy lejano, otra vez, como auténticas personas y no como lo hacen ahora como auténticos animales no sólo salvajes sino también acobardados.No, no es sólo eso, es que ha sobornado de tal modo a los intelectuales que éstos han perfeccionado hasta el último límite su traición: y desde las cátedras, los periódicos, las revistas y los libros martillean las débiles inteligencias de las clases inválidas hasta convencerlas de que no deben, por ejemplo, consentir que tipos tan atrabiliarios como yo se salgan del tiesto y vayan por ahí gritando que los están engañando como a chinos cuando nos dicen eso de que el fútbol está fuera de la polìtica y que los que sostenemos lo contrario o estamos locos o somo unos asquerosos embusteros.Y es inútil, completamente inútil, que, de vez en cuando, muy de vez en cuanto un tipo llegue y escriba un libro en el que se relate asépticamente como las clases gobernantes nos traen un día a un reconocido demagogo que, como el flautista de Hamelin haga sonar la flauta que más le gusta a los estúpidos españoles, ésa que dice que el mejor equipo de fútbol del mundo reside en la capital de todas las Españas.Y el jodido demagogo grita a través del gigantesco altavoz de toda la prensa nacional que el equipo capitalino es el que guarda todas las esencias de la raza y el jerifalte que lo trajo afirma con toda la cara que eso es precisamente la mayor demostración del señorío de su equipo y le importa poco a él y a su afición que el demagogo en cuestión envalentonado por un seguimiento tan increíble no sólo insulte y persiga hasta la muerte (Preciado) al que no se le somete de buen grado sino que ante más de 400 millones de espectadores anda con toda la premeditación y ostentación del mundo 30 metros para agredir salvajemente al entrenador del equipo contrario y el pueblo enfebrecido, como cuando los romanos echaban los cristianos a lo leones, escribe su propio epitafio: MOURINHO, TU DEDO NOS SEÑALA EL CAMINO.Y este canallesco individuo, mucho menos ruin que el que lo trajo, aspiraba ni más ni menos que a ocupar el trono mundial del fútbol que iba a dejar vacantes sir Alex Fergurson.Y el autor de libro de referencia nos narra cómo cuando el momento sucesorio se produce, el canallesco personaje espera en vano que alguien le llame para darle la gran noticia pero nadie lo hace porque el elegido es otro, y el narrador nos cuenta como otro sir, Boby Charlton, hizo pública la sentencia de muerte, el Manchester Unite jamás aceptaría ser dirigido por un tipo capaz de aquella criminal y alevosa agresión que el tipo en cuestión cometió ante la humanidad.Pero, como no he leído el libro no sé si su autor se habrá atrevido a decir que mucho más culpable aún que el autor de semejante crimen contra el decoro universal es quien no sólo lo trajo sino que lo mantuvo contra viento y manera frente a la opinión del mundo entero.Qué soberbia.