La novela se desarrolla con una cadencia lenta pero imparable, muy marcada por el Bourbon y otros licores que Scudder y los demás actores hacen fluir de forma inexorable. Lawrence nos introduce en distintos barrios de Nueva York, en sus casas, nos presenta a sus gentes y lo hace sin excederse en las descripciones pero con detalle suficiente para que nos empapemos de ese ambiente único que sólo se encuentra en esa ciudad.
La trama se narra de forma ágil y para algunos puede ser este uno de esos libros que te hace apagar la luz más tarde de lo deseado porque hay varios momentos en los que te engancha y quieres saber qué acaba ocurriendo. Si bien puede ser exagerado la opinión del crítico del blog arriba mencionado al hablar de esta novela como una de las más importantes de la biblioteca detectivesca, es sin duda una buena pieza que hay que leer. Si os atrevéis a hacerlo en inglés, es asequible y no tiene un exceso de slang o de giros complicados.
Uno de los bares en los que transcurre la acción es un Pub Irlandés medio clandestino, y dado que en la novela lo que se hace sobre todo es beber, la mención “gastronómica” va para la cerveza, bebida a la que le hemos dedicado un artículo introductorio en Cocinista además de varias recetas. Y si realmente buscáis una cerveza genuinamente irlandesa, entonces estaremos hablando de cerveza negra que en inglés se llama “stout”. Para su elaboración en casa os ofrecemos estos maravillosos kits. ¡Salud!