Otra economía es necesaria

Publicado el 14 enero 2011 por Hugo
En el mismo momento en que la FAO informaba en octubre del año pasado de que el hambre está afectando a 1.000 millones de personas y estimaba en 30.000 millones de dólares anuales la ayuda necesaria para salvar todas esas vidas, en ese mismo momento que ocurría ese anuncio, la acción concertada de seis bancos centrales (EE.UU, UE, Japón, Canadá, Inglaterra y Suiza), inyectaban 180.000 millones de dólares en los mercados financieros para salvar bancos privados. Y si ello fuera insuficiente, el Senado de Estados Unidos aprueba que se agreguen 700.000 millones más. Dos semanas más tarde se aprueban otros 850.000 millones más. Y así continúa y continúa hasta llegar a septiembre de este año en que la estimación conservadora del paquete de rescate alcanza a 17 billones de dólares. Es decir a 17 millones de millones.
Frente a una situación como ésta nos enfrentamos a dos alternativas: ser demagógicos o ser realistas. Si sostengo, por ejemplo, invocando la ley de la oferta y la demanda, que en el mundo hay mucha más demanda por pan que por operaciones de cirugía estética; y mucho más de alivio a la malaria que de vestidos de alta costura; y si sugiero por ejemplo un referéndum que pregunte a los ciudadanos si prefieren preservar las reservas monetarias para salvar vidas o salvar bancos; si planteo todo eso se me acusará, sin duda, de ser demagógico. Si por el contrario acepto que es más urgente, más necesario, más conveniente y más provechoso para todos impedir la quiebra de una aseguradora o de una institución bancaria, que dar de comer a millones de niños, socorrer las víctimas de un huracán o curar el dengue, en ese caso se dirá que soy realista.
Ese es el mundo en que estamos. Un mundo acostumbrado a que nunca hay suficiente para los que no tienen nada, y siempre hay suficiente para los que lo tienen todo. No hay suficientes recursos, se nos ha dicho, para superar la pobreza, pero sobran los recursos para satisfacer necesidades superficiales. ¿Qué pasa si ustedes dividen esos 17 billones de dólares por los 30.000 millones de dólares anuales que la FAO estima necesarios para superar el hambre en el mundo? Si hacen esa simple división, el resultado que obtendrán serán ¡600 años de un mundo sin hambre! ¿Dónde estaba esa plata? ¿Quién la tenía? Siempre nos dijeron que no alcanzaba para resolver la pobreza, y de repente casi de la noche a la mañana hay más de medio milenio de un mundo sin hambre y sin pobreza. Creo que difícilmente puede concebirse una realidad más obscena que esa, más repugnante.
Manfred Max-Neef, 'El mundo en rumbo de colisión'.