Otra falacia de Dawkins: Correlación no implica causalidad

Por Beatriz

autor: blog Agua Viva
La última vez que escribí sobre Richard Dawkins dije que ya no volvería a dedicarle más tiempo en mi blog, bueno, me desdigo porque es un lujo soltarlo ya que es una gran fuente de falacias....
Como sabrán algunos,  tiene su propia página web, no se puede negar que es un excelente proselitista ateo, y en su sitio publicó hace cinco años un artículo que tituló "Imagine No Religion" (Imaginad Sin Religión) citando la famosa canción de John Lennon, en el cual hace un 'mix' de varios acontecimientos negativos de diferentes religiones y épocas:
"Imaginad, con John Lennon, un mundo sin religión. Imaginad: no más suicidas portadores de bombas, no más 11 de septiembre, no más 7 de julio, no más cruzadas, no más caza de brujas, sin conspiración de la pólvora, sin partición de la India, sin guerras israelo-palestinas, sin masacres de serbios/de croatas/ de musulmanes, sin persecución de judíos como deicidas, sin los "disturbios" de Irlanda del Norte, sin "apedreamiento de honor", sin teleevangelistas elegantes de cabellera ahuecada atracando el dinero de los crédulos ("Dios quiere que deis hasta que os duela"). Imaginad que no hay talibanes que derriben estatuas de la antigüedad, ni decapitación pública de los blasfemos..."

(...)

 La fe religiosa no es sólo una gran fuerza para el mal en el mundo (...)"

En otra conferencia lo dice claramente: "El punto es que hay un camino lógico que va desde la religión a cometer atrocidades"
La falacia Cum Hoc ergo Propter Hoc (en latín, 'con esto, luego a causa de esto') se comete al inferir que existe una relación causal entre dos o más eventos por haberse observado una correlación entre ellos.  Es una común falacia: Correlación no implica causalidad.
Considérese el siguiente argumento:
Muchos consumidores de cannabis tienen problemas psiquiátricos, y mucha gente con problemas psiquiátricos consume cannabis.
Por lo tanto, el consumo de cannabis causa problemas psiquiátricos.
El argumento es falaz porque la mera correlación entre consumo de cannabis y problemas psiquiátricos no puede garantizar una relación de causa y efecto. Podría ser que el consumo de cannabis causara problemas psiquiátricos, pero también podría ser que los problemas psiquiátricos causaran la consumición de cannabis, o que ambos factores fueran causados por un tercero, por ejemplo la pobreza. Asumir que tal cosa causa tal otra puede ser tentador, pero se necesita más información, además de la correlación estadística, para inferir correctamente que hay una relación causal entre un evento y otro.

La falacia de Dawkins es como sigue:
- Los terroristas suicidas del 9/11 que derribaron las torres gemelas, tienen fe religiosa.
- Los israelitas y palestinos que están en guerra, tienen fe religiosa.
- Los talimanes que vuelan estatuas antiguas, azotan a las mujeres por mostrar un centímetro de piel, o decapitan públicamente a blasfemos y apóstatas, tienen fe religiosa.
- Los indios y pakistaníes que están en disputa, tienen fe religiosa.
- Las personas con fe religiosa cometen atrocidades y muchas atrocidades son cometidas por personas con fe religiosa.
- Por lo tanto, la fe religiosa te hace cometer atrocidades, es sólo una gran fuerza para el mal en el mundo.
Según Dawkins la relación que hay entre los terroristas suicidas de las torres gemelas, los cruzados, la caza de brujas, la guerra entre palestinos e israelitas, los talibanes, la disputa entre indios y pakistaníes, etc., es que todos ellos son personas con fe religiosa, y, por lo tanto, -haciendo un generalización pasmosa al meter en un mismo saco a todas las religiones- esa fe religiosa es la causa de todas sus "atrocidades", la fe religiosa es la causa "del mayor mal en el mundo"....
No se puede negar que la relación es cierta (fe religiosa), aunque pertenezcan a religiones con diferencias abismales, lo que no es cierta es la causalidad.  No es la fe religiosa lo que causa "atrocidades", hay otros factores como el fanatismo y la intolerancia independientemente de la fe o no-fe de la persona y la historia lo atestigua: Stalin dejó morir de hambre entre 7 y 10 millones de personas; el saldo que ha dejado el comunismo ateo se calcula en alrededor de cien millones de muertos, leer el Libro Negro del Comunismo de Stéphane Courtois:
Podemos establecer un primer balance numérico que aún sigue siendo una aproximación mínima y que necesitaría largas precisiones, pero que, según estimaciones personales, proporciona un aspecto de considerable magnitud y permite señalar de manera directa la gravedad del tema:
– URSS: 20 millones de muertos.
– China: 65 millones de muertos.
– Vietnam: 1 millón de muertos.
– Corea del Norte: 2 millones de muertos.
– Camboya: 2 millones de muertos.
– Europa Oriental: 1 millón de muertos.
– América Latina: 150.000 muertos.
– África: 1,7 millones de muertos.
– Afganistán: 1,5 millones de muertos.
– Movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder: una decena de millares de muertos.
El total se acerca a la cifra de cien millones de muertos.
Este grado de magnitud oculta grandes diferencias entre las distintas situaciones. Resulta indiscutible que en términos relativos la palma se la lleva Camboya, donde Pol Pot, en tres años y medio, llegó a matar de la manera más atroz –hambre generalizada, tortura– aproximadamente a la cuarta parte de la población total del país. Sin embargo, la experiencia maoísta sobrecoge por la magnitud de las masas afectadas. En cuanto a la Rusia leninista y estalinista, hiela la sangre por su aspecto experimental pero perfectamente reflexionado, lógico y político.

No voy a caer en la falacia de Dawkins, la falta de fe en Dios en personas como Stalin o Pol Pot no es la causa de sus atrocidades, es la intolerancia y el fanatismo.  En la práctica conocemos ateos serios que no sólo no son capaces de semejante barbarie sino que incluso en la actualidad piden protección para los cristianos perseguidos (Bernard-Henri Lévy reclama protección y libertad de culto para los cristianos perseguidos; Bruce Sheiman, ha escrito un libro: "Un Ateo defiende la Religión: Por qué a la Humanidad le ha ido mejor con la Religión que sin ella" (Alpha Books).
Bien dijo Unamuno que "los verdaderamente más convencidos suelen ser los más tolerantes; la intransigencia proviene de la barbarie, la falta de educación, la soberbia y no de la firmeza de la fe".
El post anterior lo explica en forma sencilla: correlación no implica causalidad.  El ateo André Comte-Sponville no cae en esa falacia:
"Dejo de lado, deliberadamente, todo lo que se pueda reprochar a las religiones o a las Iglesias, ciertamente siempre imperfectas, ciertamente detestables a menudo, criminales a veces, pero cuyos extravíos no tocan el meollo de la cuestión. La Inquisición o el terrorismo islamista, para usar estos dos ejemplos, ilustran claramente la peligrosidad de las religiones, pero no dicen nada acerca de la existencia de Dios. Toda religión, por definición, es humana. Que todas tengan sangre en sus manos, podría convertirlas en misántropas, pero no bastaría para justificar el ateísmo, el cual, históricamente, ha sido merecedor de reproches, especialmente en el siglo XX, y con crímenes. No es la fe la que impulsa las masacres. Es el fanatismo, sea religioso o político. Es la intolerancia. Es el odio. Puede ser peligroso creer en Dios. Ved la noche de San Bartolomé, las Cruzadas, las guerras de religión, la Jijad, los atentados del 11 de septiembre de 2001... Puede ser peligroso no creer. Ved Stalin, Mao Tsé-tung o Pol Pot...¿Quien hará los totales, por una parte y por otra, y qué podrían significar? El horror es innumerable, con o sin Dios. Ello nos enseña más sobre la humanidad, ¡ay!, que sobre la religión. Pues hay entre los creyentes, por lo menos tanto como entre los incrédulos, héroes admirables, artistas o pensadores geniales, humanos conmovedores. Sería traicionarles condenar en bloque lo que ellos creen. Tengo gran admiración por Pascal y por Leibniz, por Bach o por Tolstoi —sin hablar de Gandhi, d'Etty Hillesum o de Martin Luther King— para poder despreciar la fe a la que ellos apelan. Demasiado afecto para muchos creyentes, muy próximos a mi, para querer herirles en nada. El desacuerdo, entre amigos, puede ser sano, tonificante, alegre. La condescendencia o el menosprecio, no. Me gustan poco, a fin de cuentas, los panfletos y las polémicas. Es la verdad lo que importa, no la victoria. Es este Dios, en este capítulo, el que me interesa, no sus fieles o defensores. Vamos, pues, a él, o mejor a mis razones para no creer".

Esa es la diferencia entre un ateo serio y un ateo fanático.