Y no paran. Eso sí, si se les pregunta, nunca han roto un plato, pretenden vivir pacíficamente, sólo se defienden, sus vecinos son terroristas. ¡Pobrecillos!
Está claro que son unos pobres diablos que están oprimidos por la potencia palestina y viven vigilantes de que no les invadan o les envíen sus armas de destrucción masiva. Estos palestinos no paran.
Debe ser por ello, por lo que han decidido con un poco de dinero que les ha enviado un altruista desde USA –a los efectos un millonario judío podrido de dólares-- que tienen que acomodarse –eso sí, con buena intención— en la zona árabe de Jerusalén, en el barrio de Shuafat, Van a edificar una colonia, de momento, de cincuenta viviendas para los pobres israelíes que como se sabe, debido a la presión palestina apenas tienen sitio dónde poder vivir. Al parecer todo esto con el visto bueno del gobierno americano.
Claro que como es con buena intención esperemos que no se cabreen los árabes, y que los pobres israelíes se vean obligados a aplicarles el tercer grado e invadirlos un poco más, eso sí, siempre de forma correctiva y con fines educativos.
Yo he llegado a la conclusión de que los palestinos no tienen sentido del humor, y eso imprime mal carácter, y claro se cabrean por una invasión cualquiera. Y los pobre israelíes se ven en la obligación de hacerles entrar por el aro, aunque sea aplastándoles, eso sí, siempre por una buena causa: la sionista.
Luego vendrá papá Obama diciendo que está estudiando “un plan de paz” para Medio Oriente. Basta ya, D. Barack que se le ve el plumero y le crece la nariz. Usted es corresponsable de esta ignominia y su premio Nobel de la paz está manchado de sangre iraquí, afgana y palestina. ¡Que lo sepa!
Salud y República