Otra vez Salvador Sostres (hoy, tres artículos, a cual más indecente)

Publicado el 14 febrero 2012 por Javiersoriaj

La verdad es que este tipejo me asquea, pero creo que hay que difundir lo que algunos piensan, más que nada para poder conocer lo que en realidad se plantea como objetivo, pues a través del primer “artículo”, el de El Mundo de hoy (en esto se gasta Pedro Jeta el dinero de los que compran el engendro de periódico que dirige) queda clarísimo lo que es el neoliberalismo, sin necesidad de acudir a otro tipo de fuentes. Escribe El Mundo (en la edición impresa, porque de nuevo no aparece en la edición digital, como ocurrió con aquel otro artículo que llevó a que media plantilla de su propio periódico pidiera su expulsión) un artículo titulado Cómo se nota, donde se sitúa muy a la derecha del propio PP, que, desde esta óptica, parece haber llevado a cabo una reforma laboral progresista, favorable a los intereses de los trabajadores.
El segundo artículo muestra con claridad que simplemente, a ciertas personas habría que exterminarlas como a las ratas. Lo que dice, simplemente, es para matarle.
El tercero ya no supone una cuestión de opinión, sino de paranoia. Decir, entre otras cosas,  que la sociedad va mal porque la gente no reza es simplemente aberrante, con lo que está cayendo… Lo de que el laicismo es una superstición roza la demencia.

1.- Cómo se nota
(El Mundo, 14 de febrero de 2012)

“Lo funcionario ha ganado. Da lo mismo que gobierne el PSOE o el PP. Lo peor de espíritu funcionarial se ha impuesto sobre cualquier otro paradigma y es así como se siente, se respira y se legisla en España. El victimismo empleado es la textura moral de la vida pública española. La reforma laboral del PP deja en evidencia a sus autores. Cómo se nota que hamás han pagado una nómina ni han arriesgado un solo euro de su patrimonio para crear riqueza.
(…) Cómo se nota que cuando hablan de dinero siempre es el dinero de los demás; cómo se nota que cuando hablan de esfuerzo es siempre el esfuerzo de los empresarios, y los impuestos de los empresarios, y los sacrificios de los empresarios, que son los que, con su valentía, con su riesgo y con sus manos, mantienen vivo el sistema y pagan los supuestos derechos adquiridos y todo lo demás.
Ni los dirigentes del PSOE ni los del PP saben realmente de lo que hablan cuando proponen sus reformas laborales. Alguien que no ha sentido la responsabilidad -ni el pavor- de tener que pagar un mínimo de 50 nóminas es un analfabeto de la economía real y es una temeridad confiarle la reforma laboral de un país que agoniza al borde de la bancarrota.
Lo que los empresarios necesitan es que los dejen en paz. Que dejen de ahorcarles con impuestos, que dejen de molestarles con absurdas regulaciones y demenciales burocracias. Que dejen de ponerles bajo sospecha y que alguien, de vez en cuando, les dé las gracias por pagarlo todo y hacer posible que el invento funcione. Y sobre todo, necesitan poder adaptar su empresa a cada momento, adelgazándola sin coste cuando la situación económica no permita excesos. Es imprescindible que las empresas puedan hoy despedir sin arruinarse, porque así podrán sobrevivir y volver a contratar cuando el susto pase. 33 días por año trabajado es una barbaridad. 20 días por año trabajado continúa siendo un disparate.
La gente tiene que interiorizar que va a cobrar una parte del beneficio que genere y que éste es el único trato. Ni despidos improcedentes ni días personales. Un empleado es un proveedor como otro cualquiera. Tanto aporta, tanto cobra. Y si quiere vacaciones, que se las pague. Y si quiere un seguro médico, que se lo pague. Y si quiere poder retirarse a una edad, que contrate un plan de pensiones, y que también se lo pague. Yo le pago a usted su trabajo, y basta. Yo me casé sólo con mi mujer y a usted no le debo nada.
Sólo si tienen que pagárselo todo los empleados encontrarán una motivación inequívoca para trabajar; sólo si sienten la verdadera necesidad de trabajar cuidarán de su empleo trabajando bien y sin causar baja. Sólo el temor tensa las almas -la Iglesia bien lo sabe- y sólo así las personas encuentran su sentido y los países su vigor.
Pero ¿qué se puede esperar de un presidente, de unos ministros que, con su espíritu funcionarial y su analfabetismo empresarial, son precisamente el máximo exponente de lo que hay que erradicar en España?”.

Creo que se comenta por sí sólo, pero por si acaso, más allá del ataque a lo funcionarial, visto directamente como un lastre… es “genial” la frase de los “supuestos derechos adquiridos”, y obviamente, las derivadas del “que se lo paguen”. Lástima que a él nunca le haya tocado pagarse nada… entre otras cosas el médico que le curase si realmente algún empresario serio contratase (libremente, sin interjerencias del gobierno) a alguien para que le diese una lección…

2.- El planeta ha hecho limpieza en Haití
 [no tengo el artículo como tal, así que lo recojo indirectamente. Es de 2008]

La mayor parte de los que pueden estar en desacuerdo con este tipo de comentarios son pobres muertos de hambre que suerte tienen que estos que están más muertos de hambre que ellos, de vez en cuando, un mal viento se lleva. Porque si el mundo no menstrua y tuviéramos que repartir la caridad entre todos los pobres del planeta, tarde o temprano todos estos funcionarios, vagos, y obreros que se toman la baja por causa de enfermedades imaginarias, deberían poner a trabajar y los comités de empresa quedarían abolidos por razones de extrema necesidad “, considera.
“Ahora todo el mundo hace el lloriqueo con Haití, pero los más solidarios, y los que más lloran, que suelen ser los más inútiles y los más desgraciados, tienen la immansa suerte que de vez en cuando una tragedia como la presente barre una parte de miseria mundial y los socialdemócratas de nuestra casa vuelven a ser los pobrecitos oficiales, merecedores de toda cuanta subvención “, continúa.
Lo de Haití es una manera un poco aparatosa -pero una manera, al final-de limpiar el planeta. Morir es trágico pero vivir en Haití no puede decirse que sea mucho más agradable. Quiero decir que los muertos de estos días tienen, como mínimo, el consuelo de no tener que seguir viviendo en Haití. Si esto hubiera pasado en Europa sí habría sido un auténtico drama. Haití quién sabe dónde está, quién sabe dónde para. Se puede ser tierno y ser duro. El mundo menstrua y elige el día, el rayo y el lugar oportuno “, concluye.

[¿A la cárcel? ¿O lo que se merece de verdad?]

3.- Una hora de Religión
(El Mundo, 31 de enero de 2012) 

El ministro de cultura, José Ignacio Wert, ha dicho que va a sustituir la Educación para la Ciudadanía por otra asignatura “exenta de polémica”. Rajoy se lamenta de que la Reforma Laboral le va a costar una huelga general y enseguida sale su ministra a replicarle que de ninguna manera porque se hará con el consenso de todos. ¿Pero esto que es? ¿El Gobierno de un Estado que aspira a ser tomado en serio o el tocador de la señorita Pepis? Gobernar, como vivir, es asumir riesgos. Gobernar es mojarse. Gobernar, como escribir, es meterse en problemas.
El consenso es una cursilada de abuelas que toman el té y deciden a dónde irán en su próxima excursión del Imserso. La apelación al consenso, en política, es una forma de cobardía, tal vez la más vulgar de todas, sobre todo en estos tan difíciles y que tanta valentía requieren. El consenso no es ni puede ser un objetivo en sí mismo. El objetivo tiene que ser hacerlo bien, hacerlo muy bien, a pesar de que los mismos egoístas y cretinos de siempre no entiendan la gravedad de las circunstancias y organicen sus huelgas demenciales con sus violentos chantajistas, los piquetes.
Una asignatura no tiene que estar “exenta de polémica”, porque ello sería tan absurdo como preguntarle al alumno qué le apetece estudiar, o que cada colegio sometiera a votación sus normas de conducta. Una asignatura tiene que ser adecuada y formativa, y tiene que contribuir a la formación académica y cultural del estudiante. Efectivamente, la asignatura de la Educación para la Ciudadanía es un engendro impresentable y un atentado contra la inteligencia y el buen gusto de cualquiera. Su eliminación no me puede parecer más oportuna.
Pero es igualmente absurdo sustituirla por otra asignatura que se llame Educación Cívica Constitucional, que es lo que ha anunciado el ministro Wert. Lo que los niños tendrían que estudiar, y obligatoriamente, es Religión Católica, porque éste es nuestro mundo, y éstas son nuestras pautas, y ésta es nuestra cultura. Más allá de la fe -que lógicamente cada cual ha de tener la que quiera, si es que quiere tener alguna- están nuestras raíces y nuestros valores.
Es absurdo que un niño no sepa qué es la Navidad, ni de dónde viene su sentimiento de culpa o su pecado original. Es ridículo que un niño no sepa que todos los sentimientos están resumidos en el Calvario, que la estética de cualquier espectáculo -incluso un concierto de heavy metal- viene de la misa y de su liturgia. El resentimiento anticlerical de una generación de fracasados no puede convertir a nuestros hijos en unos indocumentados.
No habríamos caído en esta crisis, ni en esta desesperanza, ni en este vacío moral si cada niño y cada adolescente dijera un Padre Nuestro una vez al día, independientemente de si cree en Dios o no cree. Hasta el ateo más iracundo sería mejor persona si cada día se acordara de perdonar a sus deudores y de no caer en la tentación.
Tenemos que dejarnos de complejos y dar a nuestros hijos la cultura y la información que más necesitan para vivir y poder entender lo que son y lo que les pasa. Es imposible vivir en España sin parecer un memo -y de hecho sin serlo- si no tienes un conocimiento profundo de la Religión Católica y de las enseñanzas de Cristo. Todo lo que hacemos tiene que ver con Él: con lo que nos enseñó a hacer y que lo que nos enseñó a no hacer.
El laicismo es una superstición y odiar a Dios o ignorarle es inútil. Él te observa y sabe lo que haces por mucho que tú hayas decidido ser sordo o ciego. Desvincular al hombre de su trascendencia es empobrecerle, mutilarle, y cuando olvidamos lo sagrado y el misterio todo se banaliza, hasta la vida misma, y es así como la Humanidad empieza a extraviarse y a extinguirse.
Una hora de Religión Católica al día es un dique de contención contra la maldad y la ignorancia. La libertad sin Dios conduce a la barbarie“.

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