Hasta entonces, es poco probable que nuestro blog desvíe su mirada unidireccional. Ojalá los lectores sin pasión cinéfila sepan disculpar la actualización monotemática.
En esta instancia de largada (y dale con las metáforas deportivas) lidiamos con una sola piedrita en el zapato: la falta de invitación especial a la función de apertura prevista para esta noche en el Teatro 25 de Mayo. En otras palabras, Espectadores se perderá la única proyección de El último Elvis.
A no desesperar, la película dirigida por Armando Bo nieto se estrenará comercialmente en la cartelera porteña el jueves posterior al cierre del festival, 26 de abril. Tarde pero seguro, habrá oportunidad de verla y reseñarla.
Para compensar, nos adelantamos a la proyección de tres largometrajes que forman parte de la programación del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires. Si bien no participan de ninguna competencia oficial, vale la pena verlas.
A algunos espectadores el film nos sacude en términos estéticos (con una fotografía que parece recrear pinturas de la época, desde Renoir hasta Lautrec), musicales (con una banda sonora donde Mozart y Puccini conviven con Lee Moses y The Moody Blues) y narrativos (que rompe con la costumbre de representar a la prostituta desde una mirada masculina que excluye el punto de vista de la trabajadora sexual).
[La reseña completa, aquí.]
Tinker, tailor, soldier, spy es el título original de este trabajo que interesará especialmente a los amantes del género de espionaje (en especial a los fans de largometrajes inspirados en la literatura de John Le Carré) y a quienes añoran el antecedente televisivo que John Irvin dirigió y Alec Guinness protagonizó en 1979.
[La reseña completa, aquí.]
El ensayo de Jafar Panahi también fue proyectado en el último Festival de Cine de Mar del Plata y en el BAFICI participa de la sección “Trayectorias”. Los hermanos Dardenne lo mencionaron en la conferencia de prensa que brindaron en Buenos Aires en noviembre pasado, como prueba de cuán difícil es explicar el oficio cinematográfico y las intenciones de un realizador.
[Más datos, aquí y aquí.]
Ahora sí, después de estas recomendaciones, verificamos postura corporal, estiramos brazos, tomamos la última bocanada de aire y saltamos del trampolín. Las aguas del BAFICI nos esperan.
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PD. Otras zambullidas cinéfilas, aquí y aquí.