Pero el "Cara al sol" no parece ser del gusto de la Virgen de la Cueva, y a eso del mediodía los pajaritos cantaron, las nubes se levantaron, el sol comenzó a calentar y servidora se largó con viento fresco y calefacción en ristre a tierras colmenareñas.
La Peña El Rescoldo celebraba el 25º aniversario de su trofeo José Cubero Yiyo con un triunfador casi de la casa -que repetía seis años después de su primer galardón en Colmenar Viejo: será que el respeto a los exigentes tendidos queda a fin de cuentas eclipsado por la pantagruélica comida que sirve Miguel en el Asador para homenajear a los mejores de la feria-. Frente al de Salteras, todo garra y corazón, dueño de una mano izquierda de ensueño y de una tizona sin filo, un toro de Los Bayones, Linosito, un animal noble, entregado, bravo y, como dicen los cursis y taurinos de nuevo cuño, "colaborador". Ahora los toros tienen que colaborar, tócate el pie.
Y detrás de este acto, elegante y sentido, una "familia presidencial" que vive el toreo mucho más que muchos profesionales. Ana, Maxi, Maxi Jr. y Lucas son cuatro aficionados dignos de admiración. Me quito el sombrero ante sus cientos de miles de kilómetros recorridos en busca de la faena perfecta, ante sus incansables charlas taurinas, ante su afán por ayudar a quien les busca para saber tal o cuál dato de no sé qué feria de un año que ya no recuerdo -pero ellos sí-.
P.D.: De Feliciano López no hablo. Que luego dicen que si la abuela fuma. Sólo diré que qué ojos, señor. Claro que eso de echarse flores él solito como aficionado no quedó muy elegante, querido Feli.
Foto: Javier Arroyo para Aplausos.