Otro ayacucho: conociendo vischongo y vilcashuaman

Por Pablosolorzano

En nuestras entradas anteriores sobre Ayacucho habíamos mostrado algunas de las muchas bellezas que esta ciudad y sus alrededores ofrecen. Esta vez el viaje continúa en dirección sur hacia un par de pueblos algo distantes y que si bien no  son muy famosos poseen cosas verdaderamente asombrosas, a la altura de muchos de los lugares más turísticos del Perú. Si eres de los que viajan sin apuros, tiene hambre de lugares poco frecuentados por las masas de turistas, deseas caminar mucho, viajar apretujado en combis pero muy bien acompañado de simpáticos pobladores, este lugar es para ti.Para llegar hasta esa zona del departamento de Ayacucho tomamos un taxi que nos llevó por 4 soles desde nuestro hotel (recordar que como lo contamos en un post anterior, estábamos hospedados en Huamanga, o Ayacucho como otros le conocen, la capital del departamento que también se llama Ayacucho) hasta el paradero de combis que van hasta VILCASHUAMAN. El viaje es largo y pesado por lo que se recomienda partir muy temprano (6 am es una buena hora). Las combis salen desde las 4 am. El pasaje cuesta 13 soles hasta Vilcashuaman (4 horas), aunque primero se pasa por el pueblo de VISCHONGO (3.5 horas), el precio del pasaje hacia ambos lugares es el mismo. Hay que pedir al chofer o conductor que ponga las mochilas en el techo o baca de la combi ya que el espacio dentro es muy estrecho y va repleto de gente. El camino no está en buen estado y se ven muchos abismos; te aconsejamos llevar un picnic ya que las combis no siempre paran para comer. 

VISCHONGO

Este es un pueblo donde el viajero aún es mirado con extrañeza, como algo exótico. Parece que la gente se sorprendiera de que alguien se animara a llegar hasta aquí. Lo primero es buscar hospedaje y los pocos que hay son bastante básicos pero cosa curiosa es precisamente  aquí donde está uno de los mejores hospedajes que hemos tenido la suerte de conocer. A media cuadra de la plaza, en una calle en subida, está el albergue que maneja CARITAS. Siempre hay una señora en la puerta que es la que controla el ingreso. Los cuartos son limpios, muy amplios, cómodos y tranquilísimos. Tienen baño con agua caliente y muchas frazadas o mantas que aseguran que uno estará bien caliente. Las camas son literas o camarotes como les conocen en Perú. Todo eso por el módico precio de 10 soles por persona. Más que recomendado… ¡excelente!


En el pueblo no hay cosas interesantes para ver, lo importante está a las afueras así que hay que salir a buscar sus bellezas aunque para eso haya que caminar mucho. Empecemos con la ruinas de INTIHUATANA, a la vera de la bonita laguna POMACOCHA. Para llegar hay que tomar la calle principal  (por donde entran las combis que vienen de Ayacucho) y preguntar por el atajo que lleva hasta el puente desde donde empieza un camino que sube por la ladera de un empinado cerro. Es mejor tomar ese corte ya que si se sigue caminando por la carretera que viene de Ayacucho llegar al puente toma muchísimo tiempo.


El sendero por el cual se sube tiene mucha pendiente pero felizmente han habilitado varios escalones que hacen que la subida sea menos complicada. Se camina por 1 hora aproximadamente hasta que aparece la laguna en todo su esplendor y uno entiende porque los incas escogieron tan paradisiaco lugar para construir cosas tan espectaculares. 


Siguiendo siempre el camino que va por el lado derecho, pegado a las ruinas, se llega a una gran pared incaica tan bien acoplada a la ladera de un cerro que queda clara la maestría que tuvieron los arquitectos de entonces para amoldar sus construcciones al medio ambiente y al terreno; luego hay unas paredes y puertas en buen estado que hacen recordar a las de Ollantaytambo en el Cusco; un baño del inca por donde aún corre el agua; las bases de lo que debió ser una inmensa “kallanka” inca y andenes y piedras talladas. En este sitio es bueno llevar repelente y pantalones gruesos porque hay mosquitos y espinos.








Volvimos a Vischongos en la tarde y aunque cansadísimos decidimos aprovechar el tiempo y continuar viaje más hacia el sur…
VILCASHUAMAN
Para llegar a este fascinante pueblo tomamos la combi en la calle principal de Vischongo: el viaje dura 40 minutos y cuesta 3 soles. La villa es una de esas secretas joyitas desparramadas por la temible y hermosa geografía andina. De entrada impresiona su plaza y la gran vista de la Iglesia católica construida sobre las ruinas incas, diríamos que incluso es más impresionante que la vista del CORICANCHA cusqueño. En el centro de la plaza está la imagen de un inca (hay que recordar que este lugar era una sitio de mucha importancia para el Imperio por su ubicación) y muchas piedras increíblemente talladas.  





Al otro lado de la plaza está el USHNU o pirámide, típica construcción incaica que es el único en perfecto estado de conservación, ni en el Cusco hay algo como esto. Para subir a la cima de este edificio se paga 2 soles, algo recomendable pues así te das una idea de lo que veían el Inca, su esposa y séquito cuando llegaban aquí y miraban a sus pies a sus súbditos y ejércitos. Si no se quiere tener perspectivas regias se puede ir a ver la parte que está detrás del USHNU, la entrada a esa zona es gratuita y allí se ven una inmensa portada inca y los restos de lo que debió haber sido un palacio.





Otra cosa de interés es la “piedra de los sacrificios”, ubicada en un terreno baldío en la parte alta del pueblo, a pocos minutos caminando desde la plaza. Es llamada así porque en su superficie tiene esculpida un orificio de gran tamaño desde donde se proyectan dos canales cuyas formas recuerdan a la de las serpientes. Se supone que allí se hacía sacrificios de animales o rituales mágico-religiosos durante la época del incario. 

Luego en la misma plaza, como a las 05 pm, tomamos la combi de regreso hacia VISCHONGO que es a su vez el último transporte que sale del pueblo y que precisamente por serlo va atestada de gente. En la noche no hay servicio de transporte hacia ningún lado, cosa importante para tener en cuenta no vaya a ser que te quedes allí. Esa última combi se desvía un poco de la ruta normal y luego de desafiar abismos de tamaños inimaginables pasa por el pueblo de POMACOCHA (no confundir con la laguna) hasta que llega a su destino final.
Era noche cerrada cuando llegamos a Vischongos y los pocos restaurantes que habían estaban cerrados por lo que se recomienda que cuando se esté visitando el pueblo salir a cenar muy temprano. Felizmente en la plaza encontramos el único restaurante abierto cuyo dueño improvisó  para nosotros un "arroz a la cubana” que nos calmó los rugidos del estómago. Hablando de comida, si tu estomago ya se habituó a la comida callejera peruana se recomienda probar los platos que venden las señoras en la calle principal y que le dicen “yuyo”: algas secas con papa y algo de queso, precio 1 sol; es algo que vale la pena probar.
Al día siguiente continuamos con nuestro viaje visitando el bosque de PUYAS DE RAIMONDI más grande en el Perú, que está justamente el de Vischongos. Hasta el siguiente post entonces...
Pablo 

Llamas en el camino hacia Vilcashuaman