Hoy es el segundo 2 de agosto que tú, Ángel Santiesteban Prats, pasarás injustamente encarcelado y aislado de tus seres queridos. Hoy es tu segundo cumpleaños que pasarás solo y castigado por una dictadura dinástica y cruel que -curiosa y absurdamente- teme enormemente a un intelectual con su pluma -y a unas valientes y dignas Damas que portan como únicas armas el deseo de libertad, democracia y unos gladiolos-.
Hoy es el segundo cumpleaños que pasarás sintiendo más que nunca que -por más que hayan intentado por todos los medios doblegarte- jamás lo han conseguido. Les has demostrado a todos aquellos sicarios y agentes de las fuerzas castristas, que nada han logrado contigo; que el ejercicio de la fuerza solo funciona con cobardes. Sé perfectamente el orgullo que sientes de estar “preso” por desafiar el régimen injusto que somete a tu pueblo desde hace más de medio siglo, y sé la rabia y la impotencia que le provoca no haberte podido someterte. También puedo intuir la admiración que despiertas en los que, en silencio, se regodean públicamente en la cobardía a cambio de unas miserables dádivas.
Los que te queremos, respetamos y admiramos, sufrimos en carne propia el dolor que te infligen, pero sabemos que la verdad -tu inocencia- y tu postura vertical e inclaudicable son tu coraza. También sabemos que este año has recibido por adelantado, el mejor regalo que podrían haberte brindado: tu hijo -Eduardo Ángel- digno hijo de su papá, demostró al mundo entero que tampoco tiene miedo, y contó la verdad: que durante años le obligaron a callar y a mentir. Asumió el mismo riesgo que tú: contar la verdad a cualquier precio, y, con ello, ni más ni menos que desmanteló por completo la farsa que te fabricaron para encerrarte y tratar de silenciarte.
Hoy estás encerrado y aislado. Seguimos sin conocer de tu boca la verdad de lo que ocurrió durante los días en que estuviste desaparecido. Ahora sabemos que desmontada por completo la primera farsa, enfrentas una nueva acusación por “evasión”. No sabemos si es cierto que hayas intentado fugarte. Pero los que te queremos, respetamos y admiramos pensamos que si lo has intentado, tendrías tus muy valederas razones -además de poner remedio al absurdo de haberte entregado a una justicia que no es justa, que es el brazo ejecutor de las venganzas contra quienes osan desafiar las injusticias-, posiblemente hayas pensado que acometer tamaña, intrépida y peligrosa aventura, pondría un manto de protección sobre tu hijo si lo hubieras logrado. Es decir, quizá hayas pensado que muerto el perro, se acabó la rabia contra tu hijo.
Hoy comienzas a transitar tus 48 años sintiéndote más libre que nunca. Estoy convencida que será Tu año. Desearte lo mejor es una redundancia porque lo tienes; solo te deseo la Libertad y salud para disfrutarla; feliz sé que eres, porque eres dueño de tí mismo y un orgulloso papá.
No podrás leer estas líneas -y quién sabe cuántas más durante cuánto tiempo-, pero tengo la certeza que tu corazón te las trasmitirá. Y con ellas va un abrazo fuertísimo y mi lealtad de siempre.
Tu Editora
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