Otro muerto en el fútbol y nadie sabe por qué

Publicado el 21 marzo 2011 por Marianofusco

Otra vez la violencia. Otra vez una muerte en el fútbol. Ramón Aramayo, hincha de San Lorenzo de 36 años, fue a Liniers para ver al Ciclón pero no pudo volver para contarlo. Lamentable por donde se lo mire. Pero más allá de hablar sobre cuestiones morales y hacer un análisis sociológico de por qué pasan estas cosas en el fútbol, lo que realmente indigna es que nadie sepa la causa de su muerte. Nadie sabe nada.

Versiones hay de sobra. La oficial, contada por la policía, indica que Aramayo se desvaneció por un infarto luego de eludir un cacheo en las inmediaciones del estadio. Sin embargo, rápidamente aparecieron voces que sugerían una represión policial y también se hablaba de un piedrazo.

La mujer de la víctima no tiene dudas. “La Policía lo mató. Lo querían revisar, se asustó, le pusieron las esposas, le pegó la Policía y lo dejaron ahí tirado. Eso me reconoció la Policía adentro, que le pegó y lo esposó. Y me dijeron que sí, que le habían pegado”, sostuvo.

El propio director del SAME aseguró que el hincha “presentaba contusiones en el tórax” y politraumatismos. Si realmente tenía golpes en el cuerpo, la historia oficial suena a fábula. No obstante, tampoco se puede descartar una teoría solo porque viene de la policía. Y acá viene la duda ¿A quién creerle?

Ni siquiera Carlos Abdo, presidente de San Lorenzo, pudo confirmar algo. “No se sabe lo que pasó. Evidentemente algo fallo, no se qué” declaro una vez ocurrido el hecho. Después vino lo ya conocido: la gente del Ciclón rompió el alambrado y Sergio Pezzota suspendió el encuentro a los siete minutos del primer tiempo.

Debatir sobre si los hinchas visitantes estuvieron bien o mal en romper el alambrado es, a esta altura, intrascendente. Lo que importa es que una persona murió en su camino a la cancha y la incertidumbre sobre el caso es alarmante. La autopsia y las declaraciones de los testigos van a contribuir para aclarar algunas cosas. Mientras tanto, todos estamos sumidos en una tremenda ignorancia, nadie nos cuenta la historia verdadera  y San Lorenzo tiene, desde hoy, un hincha menos.