Otro trabajo en puertas: "CIRIACO Y EL CARACOL"

Por Jrdecea


Hola, amigos, buenas tardes de este ya casi pasado noviembre. ¡Menudo mes bueno ha sido noviembre! Al menos para mí y mis compañeros ilustradores. Parece que nuestro trabajo empieza a dar sus frutos. Pero no os penséis que los frutos son algo del otro mundo. No, los frutos para mí, y me imagino que para la mayoría de los lustradores que trabajan conmigo, no son otros que ver publicados nuestros trabajos. Os lo comentaba en otras entradas: si no estuvieseis ahí, detrás de vuestra pantalla (lo que daría por veros), yo no escribiría. Si no supiese que estáis esperando a ver los cuentos que os voy presentando, ya tan conocidos por todos vosotros, sobre todo los más antiguos, en los escaparates de las librerías o a través de las digitales en la red, yo no escribiría. Nuestro triunfo, que nos hace olvidar el duro trabajo no sabiendo si llegaremos a publicar, es precisamente ese: el ver publicada nuestra obra. De esto os quiero, de nuevo, contar cosas hoy. En este magnífico noviembre, otra editorial ha contactado con nosotros y nos ha ofrecido la publicación de nuestro proyeto de álbum ilustrado, Ciriaco y el caracol. En esta ocasión mi querido y simpático compañero, Daslav Mirko Vladilo Goicovic (reservados los derechos de autor) (http://damivago.cl/), es quien disfrutará conmigo esta nueva oportunidad que nos ha brindado una editorial catalana. Me permitiréis que guarde el secreto de su identidad, de momento. Este proyecto tiene algo novedoso para Daslav y para mí, y es que los primeros cien ejemplares van a ser editados por el método del “micro funding”. No me preguntéis cómo funciona ello pues tengo una ligera idea y en breve, una o dos semanas, sabremos con certeza el proceso que seguirá nuestro proyecto. Sé que es una manera muy efectiva para la publicación de un trabajo y que requiere, desde los primeros momentos, el apoyo entusiasta de la gente interesada en este tipo de literatura, aunque algún otro pudiera subirse al carro con fines meramente comerciales…pero no me hagáis demasiado caso pues ya me he confesado que no conozco el tema como para explicároslo aquí. Pero tiempo habrá de hacerlo y seréis los primeros en saberlo. Quizá deba reclamar vuestra participación. No sé, la verdad.Por último solo me queda invitaros a daros una vuelta por el resto de entradas en las que os hablaba de esta divertida historia. Los enlaces son los siguientes:La primera vez os lo contaba en el ya lejano febrero de 2013https://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2013/02/ciriaco-y-el-caracol.htmlhttps://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2013/03/ciriaco-y-el-caracol.htmlhttps://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2015/04/ciriaco-y-el-caracol.htmlY esta es la última de verano del año pasado:https://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2016/07/en-aquel-solarciriaco-y-el-caracol.html
Pues nada más. Solo quería que compartieseis con nosotros esta nueva alegría que nos ha traído este 2018 que ya va a toda velocidad a entregar el testigo al 2019 que ya llama a la puerta de la vida. Ésta que se nos va entre los dedos y no nos damos cuenta. A Ciriaco y, sobre todo, al caracol, Lucio, casi se les fue en aquel solar abandonado hasta que…Os dejo con nuestro nuevo proyecto encarando ya la parrilla de salida al mundo de vuestras ilusiones…y de las mías.Descansad, soñad y no dejéis de ser felices.Un cariñoso abrazo, mis amigos de este blog.
Extrañas parejas de amigos se han visto siempre y, entre ellas, quizá una de las más sea la protagonista de esta historia.Ciriaco, un escarabajo pelotero, se convierte en el Ángel de la Guarda de Lucio: un caracol con una bonita casa de rayas a su espalda.Esta historia discurre en el solar descuidado de un chalet en venta desde hace unos años. Su nuevo dueño, recién llegado, decide cortar los rastrojos y ramajes que tanto lo afean, por el paso del tiempo.La amistad es el valor que se realza en este divertido relato, no exento de dramatismo por lo incierto de su final…En esta historia se exalta, fundamentalmente, la Amistad. Como valores secundarios nos habla del trabajo en equipo, de la labor conjunta entre compañeros y del sacrificio propio en beneficio de un compañero más débil.

Discurría la tarde, como otras muchas de aquél caluroso verano, sin más sobresaltos que el ruido de los hierbajos al moverse tocados por la brisa casi imposible de disfrutar en esos días. El calor al nivel de la hierba, lugar en el que vivía uno de los protagonistas de esta historia, era intenso, pero soportable. A pesar de la sequedad reinante, la tierra por la que se desplazaba siempre se mantenía cierto grado de humedad. También los arbustos, que a su paso encontraba Lucio, hacían más llevaderos los rigores de la estación. A él, la verdad, le traía sin cuidado si hacía más o menos calor. La casa que llevaba a cuestas le servía para protegerse de él, siempre que lo desease.Sí lo has adivinado. Lucio era un caracol con una casa adornada por unas rayas que lo hacían muy atractivo y, a la vez, le permitían pasar desapercibido entre los rastrojos del solar en el que vivía, cuando algún peligro acechaba.Esa tarde, Lucio se desplazaba por el centro del solar, tratando de encontrar alguna tierna hoja de césped o arbusto, como aquellas de las que daba cuenta en épocas lluviosas. Necesitaba apagar su sed y calmar su apetito. Aunque la empresa era difícil, no cejaba en su intento. Sabía que siempre había algo que llevarse a la boca, aunque no fuese todo lo jugoso que deseaba.–Buenas tardes, Lucio. ¿Cómo estás?  –dijo Ciriaco, mientras hacía un alto en su ajetreado trabajo llevando una pelota de desperdicios, que no siempre olían todo lo bien que sus amigos deseaban, de un lado para otro.  –Bien, muy bien –contestó Lucio, mientras miraba con cara de desagrado semejante bola, que estaba siendo empujada con maestría por su amigo, el escarabajo pelotero.Ciriaco, que en poco tiempo era capaz de recorrer el solar, solía informar a Lucio de lo que acontecía aquí y alláEstuvieron charlando durante un rato.……………………………………………………………………Esta posibilidad les intranquilizó bastante, sobre todo a Lucio, pues en ese caso la zona ya no era tan segura como en la actualidad y debería, más pronto que tarde, ponerse en movimiento y recorrer una gran distancia para salir del solar y, con su casa a cuestas, irse a vivir a las proximidades del río que, a unos doscientos metros discurría con calma, camino del mar.…………………………………………………………………………se despidió de él porque, según dijo, era urgente que antes de la puesta del Sol llevase su apestosa bola al otro extremo del solar, argumentando unas razones que, el caracol, no alcanzaba a entender. ¿Cómo nadie puede llevar semejante bola a ningún sitio?, pensaba Lucio. Por su parte, Ciriaco, no salía de su asombro de cómo nadie puede estar, permanentemente, cargando con su casa de un sitio a otro.………………………………………………………………………..Se empezó a asustar e, instintivamente, comenzó su lento desplazamiento en dirección opuesta.El ruido se oía relativamente lejano; calculaba que a la altura del porche de la casa a unos cuantos metros de su posición.Estaba caminando cuando, apresuradamente y con cara de extrema preocupación, se le acercó Ciriaco; esta vez sin su fétida pelota.………………………………………………………….No había tiempo que perder. Ciriaco se dijo que debía ayudar, a su lento amigo, a salir del solar. Su vida corría, ciertamente, peligro. Pero, ¿Cómo podría hacerlo?………………………………………….Habían recorrido unos casi seis metros, cuando Ciriaco dejó de oír las respuestas de Lucio desde el interior de su casa y observó que, por la entrada de la misma, salía un líquido verdoso, casi amarillento………………………………………………