"Cuando me llamó el Racing no me lo pensé», dice Oumar, que el pasado verano desechó ofertas de Tropezón y Rayo Cantabria tras su notable temporada en el Bezana. Seis meses después, duerme en un colchón en el suelo de una de las habitaciones de las instalaciones del Racing en La AlbericiaFirmó un contrato por un año, con un sueldo mensual de 450 euros, y un piso compartido con otros compañeros cuyo alquiler pagaba el Racing. Pero el club sólo pagó la nómina y el alquiler de agosto. Y a partir de ahí, nada. En noviembre, la dueña del piso de Monte donde Oumar vivía, decidió que no aguantaba más. Se presentó y les dijo que el Racing no se estaba haciendo cargo del alquiler y que tenían que abandonar la vivienda. Intentó hablar con el Ángel Lavín, una y otra vez, para tratar de buscar una salida a su situación, pero le fue imposible hablar con el presidente del club. O no estaba, o no podía recibirle.Sin un lugar en el que vivir, decidió ir a las instalaciones del Racing. La primera noche durmió en un sofá y al día siguiente encontró una habitación abierta: la número 9. Entró con sus cosas y se instaló allí. El responsable de las secciones inferiores, Iñaki Urquijo, le dio permiso para quedarse, pero sin las llaves de entrada de la puerta principal. Por eso, para llegar a su 'casa', tiene que saltar una valla."Los únicos que se han preocupado por mí han sido el cuerpo técnico y mis compañeros del filial, los directivos jamás se interesado", asegura.A pesar de todo, busca el lado positivo a su situación: "En la parte deportiva, no me arrepiento porque estoy trabajando con grandes entrenadores y estoy aprendiendo y mejorando mucho. Eso seguro que me va a ayudar a dar el salto al fútbol profesional. Pero en lo demás, estar tanto tiempo sin cobrar es inaguantable".http://www.eldiariomontanes.es/
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