Empecemos por los baños termales, quizá la atracción más característica de la ciudad. Ourense es la segunda ciudad con más actividad termal en Europa después de Budapest. Hay baños en pleno centro de la ciudad, y en las afueras hay varias estaciones termales, con acceso súper barato (2 o 3 euros), incluso algunas son gratuitas.
El viernes a la noche nos dimos un baño en las Termas As Burgas (abren los fines de semana hasta la una y media de la noche). Sensacional el contraste entre el calor de las aguas y el aire fresco en la cara, relajación perfecta tras un día intenso. Estas termas están en pleno casco antiguo, quizá por eso no están muy transitadas (hay que ver lo vergonzosa que es la gente). De todas formas, mejor para nosotras, ya que nos permitió disfrutar de un baño prácticamente privado, todas las termas para nosotras. Las aguas tiene numerosos beneficios (una mujer nos dijo que fortalecían el cabello porque tenían alta concentración de hierro). Los romanos ya disfrutaban de esta fuente casi en la misma ubicación.
Y el sábado estuvimos todo el día en el agua. A la mañana conocimos las termas que están a las afueras, en la ribera del Miño: Chavasqueira, la fuente del Tinteiro (con la gente cogiendo agua para aplicarse en la cara, hacer gárgaras y darse baños en los pies, gracias a sus propiedades cicatrizantes y curativas) y Outariz, decorada al estilo japonés (todo muy zen, con baños tanto al aire libre como a cubierto).
Y a la tarde de nuevo mas baños en las termas de Caldaria de Laias.
Pasemos a la parte gastronómica. Muy recomendable el restaurante A Taberna, en el centro histórico. Probamos riquísimos percebes, arroz a banda, revueltos de grelos con marisco, empanada de vieiras, y, por supuesto, pulpo a feira. Regado con el rico Ribeiro de la zona. Todo estaba delicioso (se me abre el apetito al recordar los platos).
Cerca de los baños en Ontariz, existe un merendero al otro lado del río (Ana Manana), donde reponer fuerzas con unas ricas raciones (queso de tetilla, más pulpo,...)
Pero el festín culinario de Ourense no termina aquí, conocimos también el restaurante A Rexidoira, ubicado en un caserón antiguo totalmente reformado. Un restaurante que cuenta con una estrella Michelín. Aquí debo reconocer que soy más de comida de producto que de autor, sobre todo con la excelente materia prima gallega. No hace falta complicarse mucho en la cocina cuando la comida es tan buena, prefiero la sencillez.
¿Y que más añadir de Ourense? Que tiene un bonito casco antiguo, con mucho ambiente de pinchos y vinos a la noche, que al lado del Miño hay un paseo que recorre las Termas muy recomendable, que hay bucólicas bodegas con Pazos, y que hay que visitar las feiras donde comer el típico pulpo a feira (curiosamente, un plato marinero es propio de una ciudad de interior).
Además, Ourense va a estar todavía más accesible porque a final de año el AVE lo conectará con Santiago de Compostela.
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