Ovar no estaba en nuestros planes hasta que llegó una invitación. No es una ciudad muy visitada en el centro de Portugal, pero nosotros teníamos una cita especial. Filipe, nuestro anfitrión en Maputo, la capital de Mozambique, se había mudado a su tierra natal y se casaba. Justo en la misma época en la que nosotros estábamos realizando #europamagica2015. Así que no tardó en llegar la invitación y nosotros no tardamos en acomodar nuestro itinerario para llegar justo para poder compartir con nuestro amigo ese hermoso momento. En realidad no llegamos “justo”, sino una semana antes. Filipe nos recibió en su casa con la misma amabilidad y hospitalidad que lo había hecho tres años antes en su departamento de Maputo. Desde Ovar visitamos Aveiro y la Costa Nova.
Ya habíamos conocido Oporto y me había maravillado con los azulejos azules y blancos de sus iglesias y de su estación de trenes (hasta inventé una leyenda para explicar su presencia). Pero llegar a Ovar fue comprobar que eso que había leído era verdad: toda la ciudad es un museo a cielo abierto de azulejos. Algunos son actuales e industriales y aunque están hechos en serie no pierden su encanto. Otros, en cambio, se conservan originales y están pintados a mano. Cada vez que salíamos a dar una vuelta por la ciudad yo encontraba un nuevo modelo para fotografiar. Decoraban las iglesias, pero también las casas y los negocios. No sé qué tienen, pero me encantan. Le dan un toque especial a todas las ciudades de Portugal.
La palabra azulejo deriva de la palabra árabe al-zuleique que significa “pequeña piedra lisa y pulida”. Era la piedra que utilizaban los musulmanes en la Edad Media para decorar suelos y paredes. Cuando a partir del siglo XV los reyes portugueses conocieron esta técnica, decidieron incorporarlo a su arquitectura y darle un lugar destacado. Muchos países los incorporaron, pero ninguno como Portugal.
Algunos modelos tienen influencia árabe en sus dibujos. Otros se centran en motivos de la naturaleza y otros hasta cuentan historias a través de escenas. Pero algunos de los que más me gustan son los que son patrones: esos en los que un motivo se repite cientos de veces y forman un conjunto hermoso.
Para los que quieren conocer la historia de este arte, los invitamos a conocer el Museo del Azulejo, en Lisboa. El museo funciona en el antiguo convento Madre de Deus, donde se exponen más de 7000 piezas. Pero sino quieren destinan varias horas a recorrerlo solo es necesario mirar con atención las paredes en la mayoría de las ciudades portuguesas, sobre todo algunas como Ovar.
Y para los que están viajando desde la computadora, los invitamos a leer la cronología del azulejo en este link que, además, tienen interesantes fotos.
¡Buen viaje!
En Ovar, además, hicimos la primera presentación de nuestro proyecto social en #europamagica2015. Fue en un hogar de ancianos. Pero la sorpresa fue que cuando llegamos además de muchos abuelos había muchos niños. Fue una hermosa experiencia!
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