No tener un hombre enquien concentrarnos es como suspender el consumo de una droga, amenudo con muchos de los mismos síntomas físicos y emocionales queacompañan la verdadera suspensión de una droga: náuseas, sudor,escalofríos, temblor, ansiedad, una forma obsesiva de pensar,depresión, imposibilidad de dormir, pánico y ataques de angustia. En unesfuerzo por aliviar esos síntomas, volvemos a nuestra última pareja obuscamos una nueva con desesperación. ¡Ay que atroz, niñas, por Dior!
Confiésenlo, los hombres (y las mujeres) somos una droga. Y es así como algunas de nosotras no paramos de tener y tener novios... y terminamos con uno, para caer en los brazos de otros.
Afortunadamente, y como últimamente he dicho, "aún me tengo a mí misma" y si es lo que hay, entonces habrá que hacer algo con eso que hay.
Quiero expresar en esta columna mi admiración a todas aquellas mujeres que tienen la capacidad de parar, de vivir su dolor, de estar solas, de reencontrarse, de mirarse, de quererse, de regalonearse, de valorarse, no todas pueden vivir lo mismo. Yo he conocido a muchas, y vaya por Dios que si hay algo que quisiera que me diera la vida es el valor que cada una tiene para enfrentar la vida después de una separación tan dolorosa. *Columna basada en "Mujeres que aman demasiado" Norvin Norwood