Ya hay suficientes papeletas escrutadas, una muestra representativa, para poder decir que en Grecia ha ganado el OXI, claramente. Con el 35% escrutado, el NO gana con el 60,8%.
Mañana empieza una nueva etapa. Y allí estarán las ratas europeas como Schäuble, Martin Schulz o la misma Merkel tragándose su rabia, porque después de haber puesto todo su empeño y haber tratado de infundir miedo y desesperación han perdido el referéndum. Grecia ha roto las cadenas.
Y estos personajes nefastos tendrán que hacer de tripas corazón –por cierto, otra elección más que pierde Rajoy, van a llevar razón los que le tildan de gafe— y cambiar el paso. Esta votación les ha puesto donde están, en la otra línea, en la de los perdedores, porque el pueblo griego, a pesar de tener a toda la Europa poderosa en contra, con campañas que se podrían calificar de terroristas, ha sabido recuperar su orgullo y dignidad, y ha demostrado que no es un pueblo servil, que no quiere una Europa descarnada y cruel, sino una Europa de los ciudadanos.
Por mucho que hayan anunciado los popes europeos, un futuro atroz, con sus gritos de alarma y de soberbia incontenida, por mucho que hayan provocado un corralito, Grecia ha dicho OXI y por primera vez ha hecho ver que no está dispuesta a dejarse avasallar más, que quiere estar en Europa pero no a cualquier precio, que hay líneas que no se pueden sobrepasar y que si se sobrepasan, ellos saben decir OXI.
Su gobierno les ha dado la posibilidad de pronunciarse, algo que los nuestros no nos han dado –recordemos que en 2011, con nocturnidad y alevosía, PSOE y PP cambiaron el artículo 135, sin pedir la opinión a los ciudadanos, dando prioridad al déficit financiero sobre el Estado del Bienestar—. Hoy Grecia ha dado ejemplo, porque a sabiendas de lo que pretendían los poderosos de Europa, no se han dejado humillar y les han hecho frente, por encima de limosnas y de miserables préstamos han antepuesto su orgullo y su honor. Los valores de Grecia han subido unos cuantos enteros en la bolsa de la dignidad. Hoy les han dicho a los prebostes europeos que ellos eligen un gobierno para que les defienda y les gobierne y no para que se arrodille ante la Troika.
Hoy yo también me siento griego, porque este pueblo ha demostrado que es posible revelarse contra la injusticia, contra la indignidad, contra la esclavitud.
Ya está bien de amenazas, se acabó la época en la que de los rescates dados por miles de millones sólo ha llegado al pueblo griego el 9%, lo demás ha sido para salvar bancos y pagar deudas financieras.
Y que se vayan olvidando los que han pronosticado una salida del euro. Grecia es suficientemente importante como para que Europa no pueda contemplar esta posibilidad. El agujero económico que provocaría –y no sólo en Grecia— sería de consecuencias imprevisibles.
Mañana Tsipras tiene una aval mayor de su pueblo para negociar y poder alcanzar acuerdos que no dañen más a los más desfavorecidos. Se ha acabado el tiempo del austericidio. Y Grecia ha dado el primer paso. Los demás países (incluida España, naturalmente) deberían caminar por esa misma senda de libertad, autonomía y dignidad.
OXI, OXI, OXI a la Europa de los mercaderes y de los poderosos
Salud y República