P. Juan María Chouvenc CSsR (1876-1932), sacerdote redentorista, natural de Le Velay, en Saboya.
Hizo voto de dedicarse en cuerpo y alma a la evangelización de los indios de los Andes.
Proveniente de la católica Francia se definía como "montañés, hijo de aquellas comarcas abruptas y ásperas, ilustradas por las andanzas misioneras del gran apóstol san Francisco de Regis", de carácter fuerte y voluntad tenaz pero a decir de los indios huantinos "dulce como la carne de la tuna". El mismo confirmaba jocoso "tres años estuve de consejero municipal, seis de párroco, nueve de rector y montañés de Auvernia toda mi vida". Impregnado por el espíritu de las Cruzadas recibió de su madre el espaldarazo misionero "no olvides que te llamas Juan María: es el nombre de dos principales personajes presentes al pie de la cruz".
En 1903 desembarcó en el Callao, atraído por la idea de evangelizar en las serranías de Ayacucho. En Lima se dedicó a cultivar el castellano y el quechua, que llegó a dominar a la perfección y dejó de ellos un diccionario en seis tomos titulado Diccionario castellano-kechwa, kechwa-castellano, dialecto de Ayacucho [por] Pedro Clemente Perroud [y] Juan María Chouvenc (Ayacucho, 1970).
En Huanta encontró la tierra de promisión con que soñara en su juventud. Su clima benigno y su encantador paisaje, no obstante, ocultaban una gran miseria moral: "ignorancia y abandono espiritual de la masa indígena, indiferencia y hostilidad hacia la Iglesia de parte de no pocos mestizos y blancos. El trabajo en los domingos, las uniones ilegítimas, el adulterio, el alcoholismo, los hijos creciendo a la ventura…". Contra todo ello luchó y venció, a pesar de los ataques y las calumnias, "con la protección de Dios y, no es de más decirlo, con la fidelidad de los indios".( Juan María Lienhart CSSR, El Perú, tierra de santos, Lumen, Lima, 1962, p. 177 y 182-183).
Vino en compañía del P. José María Porret, ingeniero, médico, nacido en la Saboya.