Pablo Casado y Mr. Trump

Publicado el 31 julio 2018 por Elturco @jl_montesinos

Dicen que nadie aprende en cabeza ajena. Para ello es necesario el análisis desapasionado y sosegado. Es fundamental la autocrítica y la búsqueda de la objetividad, complicado sin duda, viendo todos los sesgos que nos acechan en cada línea que escribimos.

Salvando las distancias, la furibunda reacción de la prensa de izquierdas a la elección de Pablo Casado como líder del Partido Popular me ha recordado su comportamiento frente a la candidatura de Donald Trump con las consecuencias que todos conocemos, tan indeseadas para esa misma prensa, al menos en apariencia. Quizá así vendan más y den por bueno el oprobio.

Tanto Trump como Casado tienen un mensaje que conecta con su propio electorado. El americano tiró de nacionalismo y de orgullo patrio y fue a hacer campaña allí donde lo necesitaba, allí dónde se dirimía el meollo electoral, ignorando a los popes de la prensa y a las urbes, donde prima mirarse el ombligo. Fue y les contó lo que querían oír. El discurso de Casado va en la línea de recuperar a los hijos pródigos de la derecha, y se hacemos caso a las informaciones que ya se publican, va camino de conseguirlo.

Trump era un verso suelto en el Partido Republicano, de hecho, siempre fue simpatizante de los Demócratas. Casado se ha pasado por la piedra a la todopoderosa Saenz de Santamaría y a todo el apparatchik popular. Ha tirado de verbo y de voto oculto, como el neoyorkino pelirrojo. Ambos son el lobo de la extrema derecha para la CNN y sus acólitos. Ambos son atacados con inusitada fuerza. Sin embargo, las críticas no se centran en el fondo de sus ideas, si no en la forma o simplemente en la descalificación.

Trump y Casado tienen propuestas contra las que se puede argumentar, más allá de la ordinariez, pero es más sencillo quedarse en que el nuevo líder de los populares llamó subnormal a Bardem, sin caer en la cuenta de que la mayoría de sus votantes estarán de acuerdo con él, con casi total seguridad. Si no le quieren hacer el juego, es un error de párvulo. Parece que como el asunto universitario funcionó con Cristina Cifuentes, va a funcionar con todo el mundo, mientras que la realidad es que cada vez viene más cogido por los pelos. Veremos cuál es la próxima boutade y si sigue el derrotero que intuyo.

En el otro lado, todo parece de color de rosa. Sánchez se va de agenda cultural con el Falcon y los titulares hacen cabriolas para disculparlo. Hasta los socios de Compromís han puesto el grito en el cielo por la metedura de pata del presidente. Todo es bueno, como todo era bueno en Hillary Clinton.

Falta por ver cuanto voto es capaz de recuperar, pues con el bipartidismo difunto, parece difícil volver a una hegemonía tan rotunda como la acaecida en los años de Aznar y posteriores. Falta por ver si la senda emprendida por la prensa más opuesta la Partido Popular sigue haciéndole el juego. Falta por ver si la prensa y los aparatos de los partidos, están tan alejados de la sociedad como parece que lo están y cuan grande es la brecha. Faltan por ver muchas cosas aún, aunque muchos ya han visto a un mesías, y van…

Publicado en HeraldPost.es