Pablo Cerezal & Claudio Ferrufino-Coqueugniot: Madrid - Cochabamba (1):

Publicado el 09 diciembre 2015 por David David González

    De Suecia  trajo historias de amor libre, algo que nunca había pasado por nuestras puertas de endemoniada pureza obligatoria. Polacas dadivosas, de senos confundidos con la nieve y pezones rosa como flor de cerezos. Discos de Neill Young y de Bob Marley. Esa la herencia del exilio en Malmö. Guerrilleros que se quedaron, que no volvieron jamás. Era un mundo libre incluso sin ser afectuoso, un espacio de oportunidad y de igualitarismo que entumecía las páginas de Guillermo Lora, las inefables prédicas universitarias de rebelión, la teoría del futuro y la práctica del dolor. No cabía opción. Pero a Chino le dijimos: vuelve, el país vive una etapa interesante. Nos equivocamos. Buen pronto estaba acabado con los desdenes de una mujer tarijeña. Se borraron las líneas de un cercano y diferente pasado. Volvimos a lo mismo, a la rogadera y la invención, a mentirnos a nosotros mismos de que existía un porvenir, mientras que desde la derecha y la izquierda se reían los falaces.
Claudio Ferrufino-Coqueugniot.

     Años después, perdido ya Luisito en el fragor de cifras y corbatas del Máster de Dirección de Empresas y yo abandonado a la deriva de besos y traiciones del amor romántico y el soy un poeta maldito, regresé a El Palermo con Belén, como intentando epatar a mi penúltima presa de preciosas piernas y ligeras costumbres al mostrarle lo underground de mi inmediato pasado. Nada más underground , aparte de la Velvet, que ver cómo ella se perdía por demasiado tiempo en la clarividencia diáfana de los urinarios. El último que entró tras ella era un malcarado sargento de las fuerzas del orden municipales al que conocía de años pasados. El tiempo había castigado las zanjas iracundas de su rostro, pero aun así me pudo infligir a mí un severo castigo entre las piermas de Belén, imagino, en los urinarios de El Palermo.
Pablo Cerezal.

Pablo Cerezal & Claudio Ferrufino-Coqueugniot. Madrid - Cochabamba, Ediciones Lupercalia, 2015. Prólogo de Miguel Sánchez-Ostiz. Imagen original de la portada: Pablo Cerezal.

Nota de DG: Este libro es un regalo para la literatura, o sea que si se lo regalas a alguien quedarás como dios.