Pablo Dema, Toneladas de barro había en mi corazón
Colecho para Virginia
Sin despertar veo surgir el día.En la cama de al ladouna sombra dormida solloza.
Aprendí una cosa durmiendoen albergues y pensiones.
Intentamos en vanoque nuestro niño duerma solo.No puede ser ya un hombreporque un hombre es un niñoque ha perdido a su madrey la persigue a ciegasen sueñospara siempre.
Toneladas de barro había en mi corazónNo te dedico un poema porque todo lo que sale de míestá sucio de mí.
Ninguna palabra en la noche, solo mis manosedificando la muralla muda por donde nadie pasa.Y vos dormida al otro lado,mitad materna del nido que somos.
No te dedico un poema porque todo lo que sale de míestá sucio de mí.Toneladas de barro había en mi corazón.
Un amigo No hay flechazo de la amistad, sino más bienun hacerse paso a paso,una lenta labor del tiempo. Éramos amigos y no lo sabíamos. Maurice Blanchot1Hablamos, hablamos,pasan los días y no nos hacemos amigos.La llama del mecheronos guarda en su círculo de luz,cuando el sol agrande la cocinano tendremos ya el mismo centro,cada uno lo seráde un mundo grandedonde los dos estaremos solos.
2Aparecen las manchas de humedaden los altos muros de los diques interiores;es la amistad que se filtra,impregna la mampostería, hace olor,crecen líquenes y hongos,seres que viven en la felpa de la materia necrosada.
Hablamos, bebemos, reímosy nos vamos haciendo amigos.
3Hacer amigosHacerse amigos.
Un chico descubre que hay otro en el recinto,de repente corre mirando al desconocido de soslayo,el otro lo persigue,ríen al mirarse de frente por primera vez:son amigosy vuelven a correr.
Fácil amistad,tierna y dulce, pura amistadque empieza de la naday termina sin dolor.
Pablo Dema (General Cabrera, 1979), Filos. Ediciones Del Dock. Buenos Aires. 2014.