Hay que subir al tren cuando pasa porque puede que no vuelva a pasar. Es lo que debe pensar Pablo Iglesias. El líder de Podemos no tira la toalla de la negociación en el caluroso mes de agosto. Habla y quiere hablar con el Presidente en funciones. Le dice por activa y pasiva que quiere negociar un gobierno de coalición. Tal vez incluso esté pensando que ha hacho mal al decir no a unos ministerios floreros. El florero siempre está en las mejores mesas de todas las casas.
Yo no sé qué pasará en septiembre. Puede venir una convocatoria electoral para noviembre o puede haber un acuerdo entre un Pablo Iglesias poco de fiar y un Pedro Sánchez más aceptado por los poderes fácticos. De eso se trata: que no se nos asusten los banqueros, los empresarios y los inversores con el señor de la coleta, muy amigo de los venezolanos del señor Maduro y del difunto Chávez. Pero lo más previsible es que el señor Iglesias claudique porque unas nuevas elecciones no son nada favorables para Unidas Podemos.
Pablo Iglesias ya dejó pasar un tren: el tren de la vicepresidencia para su Irene Montero y tres ministerios. La ambición le nubló el sentido. pablo Iglesias está pagando el pecado de los avariciosos, de los que quieren tanto que ven como su avaricia acaba rompiendo el saco. Yo si fuera Irene Montero le pediría el divorcio de hecho. Eso no se hace. La madre de sus hijos tenía en la mano una vicepresidencia.
¿Acabará tirando la toalla este hombre aficionado a la serie Juego de tronos? Tal vez no la tire, pero se la quitarán de las manos de un tirón los electores. Pablo Iglesias da miedo a muchos electores, no sólo a los poderes fácticos. Los ministerios florero le hubieran servido para que los ciudadanos y ciudadanas le perdiéramos un poco el miedo a este chico que parece bastante comunista. En España hay muchos ciudadanos que temen perder lo poquito que tienen y que tanto ha costado ganar.