paciencia y amor

Por Aceituno

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Este mundo es un buen lugar para vivir. Más que nada porque todos los demás lugares en los que he vivido presentaban complicaciones mucho más profundas, como más arraigadas y más elocuentes. Por eso estoy aquí, compartiendo magulladuras mentales con todos los que quieran dejarse llevar y subirse a mi tren.

El camino no va a ser fácil porque a veces las vías dejan de ser paralelas y el maquinista tiene verdaderos problemas para mantener el control y no descarrilar. También puede suceder que de repente una vía circule hacia arriba mientras que la otra lo haga hacia abajo. En esos casos es aún más difícil conducir el tren y por lo general los maquinistas se vienen abajo y saltan de la locomotora, abandonándola a su suerte. Menos mal que siempre hay pilotos de reserva dispuestos a sentarse y coger los mandos, aun sabiendo lo difícil y peligroso que puede llegar a ser.

Otro de los problemas que puede presentarse en el viaje, es que el tren sea asaltado. Ha sucedido ya varias veces y siempre con el mismo “modus operandi”: aparecen tres sujetos de repente, como de la nada, uno de ellos amenaza con hacer explotar una bomba, otro se dedica a explicar la situación a los pasajeros y el tercero va recogiendo el dinero y todos los objetos de valor en una bonita bolsa de terciopelo. Una vez que han pasado por todos los vagones se van por donde han venido, es decir, desaparecen de repente. Es un incordio pero la verdad es que los tres son muy educados y respetuosos en sus modales, así que nadie se asusta de verdad ni corre verdadero peligro. Además en seguida se nota que la bomba es de mentira. Aún así siempre les damos lo que nos piden, más que nada por no hacerles trabajar en vano.

Seguramente aparezcan problemas nuevos, siempre sucede, pero creo que el viaje vale la pena. A bordo de mi tren el paisaje es distinto, tiene más colores y menos manchas y siempre está cambiando, nadie se aburre, no hay caspa, ni grasa, ni medias verdades o medias mentiras. El sol no siempre se pone por el oeste y la luna, a veces, permanece llena durante un mes. En el interior del tren hay un vagón redondo en el que se organizan interesantes conversaciones de las que se suelen sacar conclusiones muy valiosas y la comida del restaurante es deliciosa, al igual que la espléndida carta de vinos y cavas. Al caer la noche ponemos a disposición de los pasajeros que lo necesiten un equipo completo, muy profesional y muy bien entrenado, de cazafantasmas, para garantizar un sueño limpio y libre de culpas. Nos resulta imprescindible el buen descanso de todo el mundo, incluida la tripulación, para poder llevar a cabo con eficacia las tareas del nuevo día. También disponemos de un vagón especial, con música y luces para aquellos que prefieran liberar adrenalina y moverse al ritmo de su propia conciencia. Muy útil si lo que se busca es sexo fácil o drogas blandas. Al amanecer aseguramos optimismo y alegría, un magnífico desayuno y una mañana plagada de buenas ideas y energía renovada.

Para saber el precio y obtener información más detallada deberán ponerse en contacto con mi otro yo. Es él quien maneja todos los asuntos terrenales. A mí siempre me deja a cargo de la fantasía y la imaginación, como comprar el pan cada mañana, ir al banco, hacer las camas y cosas por el estilo. Así es como nos hemos repartido las tareas y hasta ahora funcionamos bien.

Claro que eso implica que yo no puedo subirme a mi propio tren. Esta es la vida que me ha tocado vivir y con ella he de conformarme. Paciencia y amor. Es todo lo que necesito.

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