Paco Roca: 'Siempre soñé con dibujar en la editorial Bruguera'

Publicado el 30 noviembre 2010 por Elmagnifico
Por Rodrigo Terrasa
El 1 de octubre de 1961, la editorial Bruguera publicó el número uno de la revista Nosotros, un boletín interno para sus empleados. Allí venían las máximas que nadie debía olvidar, sus mandamientos: "Trabajad en silencio". "El trabajo y la honradez constituyen la dignidad del hombre". "Lo que hagas, hazlo bien". "Tened iniciativa". "Quien trabaja ha de ser pagado; quien es pagado, ha de trabajar"...
Fue quizás su manera de poner orden interno tras su etapa más convulsa. Sólo cuatro años antes, la editorial, una de las primeras industrias culturales de España, veía como un grupo de sus mejores dibujantes dejaba la empresa casi en secreto para crear su propia revista, 'Tío Vivo', hartos de no cobrar derechos de autor y del lápiz rojo de Rafael González, redactor jefe. Se marchó Josep Escobar, autor de Zipi y Zape o Carpanta; Conti, padre de Carioco; Cifré, creador del reportero Tribulete; Peñarroya, de Don Pío; y Eugenio Giner, que había inventado las historietas de 'El Inspector Dan de la Patrulla Volante' para la revista Pulgarcito. Aún se les recuerda como 'los cinco grandes' de Bruguera.
Apenas dos años después, regresaban a la empresa hundido su proyecto por el poder de su antigua casa. Tío Vivo no llegó a los quioscos hasta que Bruguera atrapó la cabecera. Era 1959 y hacía frío, era el invierno al que viaja Paco Roca en 'El invierno del dibujante' (editorial Astiberri), su nuevo cómic, que sale a la venta el próximo 26 de noviembre.
"Esta historia viene de mi friquismo, de mi ilusión infantil por dedicarme a los tebeos...", explica el autor valenciano, Premio Nacional de Cómic 2008. "Desde que recuerdo, siempre he querido ser dibujante de tebeos. Crecí con las historias de la editorial Bruguera, con Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, con Anacleto...".
La libertad creativa
Sus autores son los protagonistas de un relato con aires de mad men nacional, fragmentado en el tiempo y los colores, que indaga en la dignidad de los autores de historietas cuando la SGAE quedaba lejos y la censura franquista trituraba viñetas. "Fue un hecho sin precedentes a nivel mundial. Que en la España franquista cinco autores decidiesen arriesgarse así, creando su propia revista. Buscaban por un lado la libertad creativa y por otro, luchar por lo que era suyo, por sus personajes. Si Bruguera se estaba haciendo rico con su trabajo, ellos también querían hacerse ricos".
Roca se ha sumergido en su álbum más realista tras (otra vez) un enorme esfuerzo de documentación. Qué se picaba en los bares de Barcelona, cuántos goles marcaban Suárez y Kubala cuando ni siquiera existía el Camp Nou, qué contaba el No-Do, y, sobre todo, qué se cocía en los despachos de una editorial de la que siempre se supo poco. "Siempre me preguntaba cómo sería aquello, cómo eran los dibujantes, cómo trabajaban. De vez en cuando salía un dibujo y yo lo miraba como algo maravilloso, algo así como la fábrica de chocolate de Willy Wonka".
Un gigante desconocido
"Quería que todo fuese muy creíble", reconoce el autor. Paco Roca se empapó de los libros de Antonio Guiral, buscó a los dibujantes que aún siguen vivos, entrevistó a Ibáñez o a Francisco Ledesma, volvió a Berlanga y Ferreri... "Hay muy pocas fotos de Bruguera de aquella época", lamenta. "Vamos recuperando ahora poco a poco la memoria histórica. Bruguera fue la editorial más importante en cultura popular en nuestro país, era inmensa, con oficinas en Hispanoamérica, editaba cómics, libros, cromos... Llegaron hasta a dibujar novelas clásicas. Pero no sabemos prácticamente nada de lo que pasaba dentro". A diferencia de 'Arrugas' o 'Las calles de arena', sus últimos títulos, en 'El invierno del dibujante', el escritor valenciano ha tenido poco margen para inventar. También nuevos retos con el lápiz.
"Ha sido bastante complicado, continuamente tenemos en escena a cinco personajes o más y eso en un cómic es bastante difícil, te hace plantearte otra forma de viñetas y otro tipo de lenguaje para poder contar lo que ocurre en el mismo plano". Habla de esas sobremesas en casa de Conti o Giner, de las partidas de cartas pensando cabeceras para el 'Tío Vivo' o de los paseos de Rafael González entre las mesas de la redacción de Bruguera rebajando chistes y tachando caricaturas.
Roca ha arriesgado también planteando el relato de su historia tal y como la conoció él, a retales, sin orden cronológico. Arranca su tebeo en el invierno de 1959 y va navegando adelante y atrás, desde el 57 a 1979. De los tonos azules a los cobre. "No quería que fuese una cosa lineal, sino que al lector le pasara como me pasó a mí a la hora de documentarme. Vas teniendo la información de diferentes personas y hasta el final no lo unes todo. Esa irregularidad en la narración es la forma en la que yo he ido cogiendo la información", argumenta.
Nunca imaginó Paco Roca, como no lo hizo Escobar cuando se aburría en la cárcel, o Ibáñez cuando despachaba en un banco, que algún día viviría de crear historietas como esta. Ni siquiera cuando siendo un chaval envió un sobre a la editorial Bruguera con sus particulares versiones/plagios de Asterix y Obelix o de Mortadelo y Filemón. "Eran infames, vamos de un niño de seis años. No me contestó nadie, pero yo pensé que era a eso a lo que me quería dedicar. Yo quería ser como Raf, como Ibáñez... Mucho tiempo después, he visto que sí, que si puedes dedicarte a estas cosas".
Fuente:
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/14/valencia/1289757054.html
Para descargar el primer capítulo:
http://www.elpais.com/elpaismedia/ultimahora/media/201011/15/cultura/20101115elpepucul_1_Pes_PDF.pdf
http://www.pacoroca.com/secciones/comics/invierno.html
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