En muchas ocasiones he hablado con profesores de escuelas de hostelería, intentando aclarar el concepto ese que se vende en la calle de la profesión y oficio que se enseña o lo que en cada una se aprende. En La Cónsula, Málaga, con Cristóbal Blanco y Paco Oliva pude comprobar cuán exigente se puede llegar a ser con un alumno y qué ingrato es ese trance. Eso sí siempre por su bien y el de la inversión de los padres y tutores que apoquinan con esfuerzo, buscando el buen futuro de sus vástagos. Siempre he observado al alumno. Ese es la clave del negocio, claro está, pero no hay que olvidar u obviar al maestro, que es el eje principal. Sería de necios.
En la Gambrinus los profesores son personas ejemplares que imparten su disciplina y transmiten su conocimiento con total humildad y compromiso. Carmelo y Paco, Paco Ybarra, a los que conozco bien, luchan a diario con fuegos, fogones, humos, malos humos, alumnos y alumnas más o menos despiertos, embarcados todos en el mismo batel con un fin común, remar al unísono para conseguir que el que se va se lleve lo que el que se queda sabe. En fin aprender del que sabe y ganarse así la vida con lo aprendido. No es más.
La Asociacion Gourmets de Sevilla recala en Luís Montoto, Gambrinus, para celebrar una de sus cenas mensuales y nos descubre lo bien que se puede hacer todo con gente empeñada en satisfacer y agradar. El menú, diseñado por los maestros y elaborado por los alumnos, sale a la mesa servido por camareros-as bisoños, afables y con ganas de lucir sus maneras. El profesor de sala Javier nos aclara los pormenores de cada copa, con detalle. Todo un síntoma de la filosofía de la casa.
Cena maridada. Recetas del brazo de cervezas, que no al contrario, pensadas para embelesar. Densas, suaves, punzantes, melosas, agudas…todas perfectamente casadas, felizmente casadas. No voy a enumerar el organigrama culinario. Voy a ilustrar el momento y que cada cual disfrute con lo que vea. Eso sí dar la bienvenida al nuevo asociado Juan Beltrán, que se vistió los galones del mandil GDS y hacer mención a nuestro querido compañero gastroaventurero Pedro Romero, que nos dejó hace pocos días…su silla estará siempre ocupada por su encantadora personalidad.