- Que no, deja que te explique.
- No no no, yo paso de eso...
- Vale, sigue como hasta ahora, que te vaya bien.
El principal problema (vamos a llamarlo así... aunque yo lo llamaría la principal excusa) que todos tenemos (nos ponemos) a la hora de hacer ejercicio es siempre el mismo pero camuflado: NO NOS APETECE.
Ya sea por el cansancio de atender a tus hijos, por el estrés de un día de trabajo, por los agobios de una jornada laboral propia de épocas de esclavos, o porque tu sofá te mira con ojos cariñosos, el caso es que NO TE APETECE.
En realidad tu quieres, te gustaría PERO a otra parte de ti no le apetece, esa parte que cede al primer intento, esa parte que da mas importancia a todo lo exterior y desprecia lo interior, esa parte que te dice "anda y que le den por culo al ejercicio ¿que mas da? si ya llevas todo el día moviéndote" o "con lo bien que se está en el sofá, si total, todos vamos a morirnos".
Esa parte es el diablo, es tu diablo (yo también tengo el mío pero estoy acostumbrado a negociar con el y suelo llegar a un acuerdo)
Te propongo que hagas un pacto con tu diablo, empieza por poco, el cabrón es listo. Tiene un máster en inteligencia emocional y varios cursos de negociación en entornos conflictivos. Vamos, que se las sabe todas el desgraciao.
- Pero es más listo que yo
- No, sabe más que tu, pero tu eres más inteligente, empieza por pactos de pequeña escala y cuando se quiera dar cuenta le tendrás medio controlado... aunque siempre habrá días que te gane, no pasa nada.Dile algo como:
- Mira, cabronazo, ya se que no quieres hacer ejercicio, que eres un vago y que el sofá es tu sitio preferido pero eres parte de mi, si no hacemos un rato de ejercicio no vas a tener sofá hoy. Te propongo una cosa, hacemos 5' de ejercicio y luego, si nos apetece, nos retiramos al sofá y si no nos apetece, seguimos un rato.
Te dirá que si y ¡ya le has pillado! ¡es tuyo! haced 5' de ejercicio y verás como es casi seguro que os apetece hacer más. Y si no, pues nada, mañana otros 5' hasta que un día le pilles despistado y ¡pam! ya lo tienes al perrángano.
Un saludo.
Nota: el texto de la entrada es jocoso, evidentemente, pero lo del diablillo ese interior no van tan en broma ¿a que no? ¿a que lo conoces? pues prueba a hacer lo que te digo y a tomar el control. Si funciona cuéntamelo.