Día de stress, día de tests… Día de stress tests el de hoy, día de stress tests todos para los olvidados, los invisibles que luchan cada día por sobrevivir, en el cuerno de África o en Lavapiés. La desesperación es transversal. La guerra se juega en las altas esferas, en los centros de poder, lejos de la calle.
Algunos empleados de agencias de calificación están reconociendo estos días que vendieron su alma al diablo. Ahora, el diablo exige su parte a cambio de las riquezas prometidas y abonadas convenientemente en aquellos días en que se fraguó el acuerdo, cuando las agencias de clasificación se pasaron al lado oscuro de las finanzas. Desde aquel día, las cartas están echadas porque el diablo siempre gana frente al humano, tan débil, tan dado históricamente a sucumbir a la tentación. Ahora, las fichas más débiles son la fianza a pagar al diablo. Las agencias de (des)clasificación han empezado a pagar su parte del trato, descalificando a bancos, a Gobiernos, a países enteros abocados a la quiebra. Todos al infierno, como botín del diablo. ¿Cómo pudieron llegar a creer que saldrían airosos de un pacto con semejante individuo, que sabe por más viejo que por diablo?