Sin embargo, lo ocurrido entonces apenas fue nada comparado con lo que viene ocurriendo con ese mismo acuerdo, reeditado al comienzo de la presente legislatura por los mismos socios aunque con diferentes protagonistas estampando sus firmas al pie. La obligación de aplicarlo en pedanías, ayuntamientos chicos, medianos y grandes, además de en los cabildos en donde CC y PSOE sumen mayorías absolutas, se ha vuelto a revelar como una fuente permanente de inestabilildad y distracciones que estas islas no se pueden permitir. Desde el día siguiente a la firma han menudeado los incumplimientos y en la mayoría de los casos ha sido el PSOE el damnificado: CC se ha saltado el acuerdo en cascada en La Laguna, el Puerto de la Cruz o Arico, por citar sólo algunos casos. En el cabildo de Lanzarote los socialistas tuvieron que esperar a que se les pasara el cabreo que les causaron determinadas decisiones del nacionalista Sanginés para poder acceder al gobierno insular.
Después de la interesada rumorología que circuló la semana pasada sobre una posible moción de censura contra el Gobierno canario o sobre un gobierno alternativo de populares y nacionalistas, CC y PSOE decidieron el sábado que lo mejor para las islas era mantener el acuerdo y, para ello, no se les ocurrió una idea mejor que volver a comprometerse a revertir los incumplimientos del dichoso pacto en cascada. En la práctica, eso supone moción de censura en Puerto de la Cruz o dimisión de la alcaldesa de Arico para que gobierne el PSOE en ambos lugares.
Cualquiera, salvo los socios del pacto, podía adivinar cuál iba a ser la reacción de los concejales nacionalistas afectados por esa decisión: colocarse a la defensiva y advertir de que sólo acatarán lo que decidan los respectivos comités locales de CC por mucho que se les ponga en el disparadero de la expulsón. De manera que, intentando apagar el fuego en el pacto regional, los socios están dispuestos ahora a provocar un incendio de inestabilidad municipal en donde, en la mayorías de las ocasiones, priman las simpatías o las antipatías personales por encima de las siglas o, en el mejor de los casos, es imposible que cogobiernen partidos que se disputan los mismos electores.Solo de esperpéntica se me ocurre calificar la posibilidad de que el acuerdo entre socialistas y nacionalistas vuelva a encallar – si es que en algún momento ha desencallado – porque un determinado grupo de concejales en un determinado ayuntamiento se niega a presentar una moción de censura. Si tal cosa ocurriera, CC y PSOE deberán explicar a todos los canarios si para ellos es más importante el color político de determinado ayuntamiento que la sanidad, la educacón, el empleo o los servicios sociales. Si de verdad los socios creen que su acuerdo político es el mejor para Canarias - que seguramente lo es - deberían demostrarlo enterrando de una vez el nocivo pacto en cascada y centrándose única y exclusivamente en la que debe ser su principal obligación: dar respuesta a las necesidades y problemas de todos los canarios.