Los pactos debieran hacerse por España únicamente; únese el no haber ilegalizado a los bildu y partidillos de proetarras, que van ahora a destruir Navarra; la política de pactos es nociva para la Nación, por no respetar la voluntad mayoritaria del votante y porque no piensan en el bien común, sino en su provecho y el del propio partido, sin olvidar la asignación económica; el pacto ha de responder a un pragmatismo sensato, a un equilibrio de poderes y a un compromiso transaccional; debe ofrecer a la ciudadanía una propuesta ética a la problemática del elector, es preciso un reformismo ético contra la degradada conflictividad de los manejos políticos no en beneficio público sino contra alguien o contra otros, que precisamente fueron los más votados; es un hecho político que genera hastío y rechazo en el elector, al ver que se colocan en las instituciones gentes indeseables, ayunas de valores, llenas de odios diversos y desprovistas de respeto y mesura. Junto a ello, se debían haber retirado las competencias educativas, por su fracaso y enorme gasto; más las de sanidad, justicia y policiales.
La alianza de nuestra socialdemocracia con Podemos ha revelado su naturaleza frentista lo que manifiesta los tétricos efectos que ha sufrido Grecia, por eso es conveniente que aquella reflexione sobre el fracaso de la locura helena, para evitar aquí sus despropósitos; el progresismo objetivo siempre ha tenido presente la necesaria práctica del sexto sentido, el común. Lo de Podemos es curioso, pero no nuevo, ya los conocemos; el comunismo leninista podrá vestirse de vino de crianza, pero nunca será un reserva de sabrosas esencias. La ocultación de su programa, así como el lío de siglas, con el que esconden y tergiversan su identidad y su proyecto político es simplemente una gran burla y engaño al votante, para lograr su voto; ello va a agravar el peligroso despego cívico hacia la democracia; pero lo más temible es la indiferencia ante el régimen de libertades, que suele ser preludio de su disolución; no hay libertades sin pluralidad política, aunque una cosa es la pluralidad y otra el galimatías; fastidia su infatuación, típica de la izquierda de arrogarse una superioridad moral que no ha demostrado ni tiene.
Podemos es el viejo leninismo que miente a todos y fagocita a los aliados hasta hacerse con todo el poder, y, si llega a alcanzarlo, se apresta a eliminar esa pluralidad caótica que le sirvió de trampolín; están pendientes del recuento de votos de las Generales para formalizar pactos de Gobierno a nivel nacional y acometer otra redistribución del sistema local y regional. Los pactos a punto de nacer tienen fecha de caducidad; son, como las siglas podemitas, de usar y tirar; y la experiencia de estas componendas excéntricas e incongruentes que han perpetrado en los Ayuntamientos y en ‘autonosuyas’, provocarán seriamente una mayor aversión a la política y a la democracia.
Es peligroso el desprecio a la ley, como contraposición a la voluntad popular que se encarna en un caudillo. Hay que convivir en la diversidad y no unificar, eso es volver a la ensoñación que sembró la semilla de la discordia y provocó la destrucción de Europa. Ser libre es poder ser diferente.
C. Mudarra