"Hay mucha evidencia de que las mamás esperan que los papás asuman el rol de padre, pero los papás creen que su rol es ser un amigo de los hijastros", señaló el autor del estudio, Kevin Shafer, profesor asistente de trabajo social de la Universidad de Brigham Young en Provo, Utah.
Una vez se ha formado una familia reconstituida, hay que renegociar el rol de cada miembro, señalaron los investigadores, y las mamás pueden desempeñar un papel clave al ayudar a los hijos a ajustarse a la nueva dinámica familiar.
Una experta dijo que simplemente conlleva tiempo y hablar mucho. "No se convertirán en 'La tribu de los Brady' de inmediato. Crear una familia reconstituida es una transición importante", aseguró Markie Blumer, profesora asistente de la Universidad de Nevada, en Las Vegas. "Es importante sentarse y decir que todos tendrán que ajustarse, y que para que la cosa funcione tienen que trabajar todos, no solo el padrastro o madrastra". Blumer también recomienda que los padres sean lo más flexibles posible y que intenten ver las cosas desde el punto de vista de los hijos. "Pregúntele a los niños si desean que le acompañe al partido de béisbol, y dígales que no pasa nada si cambian de opinión", planteó. "Dejar la puerta abierta es realmente importante [dado que con el tiempo las cosas cambiarán]". Shafer dijo que las parejas deben conversar de antemano sobre cómo criarán a los hijos juntos, y los niños también deben participar en la conversación sobre la forma de funcionar de la familia. Aunque quizás estos hallazgos parezcan ser sentido común, apuntó Shafer, muchos adultos no hablan sobre sus expectativas con antelación. Las parejas tienden a evitar no solo los temas de la crianza, dijo. El 60 por ciento de los hombres que no han pagado la manutención de los hijos y la pensión a sus ex cónyuges nunca se lo dicen a sus nuevas parejas. "Si no hablan sobre sus obligaciones financieras, ¿sobre qué más tampoco hablan?", planteó.
Blumer añadió que aunque hay mucha investigación sobre los efectos del divorcio en los niños, no hay muchos estudios que observen a los problemas asociados con un segundo matrimonio. Pero el impacto para los niños puede resultar significativo.
Todd Jensen era un adolescente cuando su padre se casó de nuevo, y recuerda que ajustarse resultó difícil. "Sentía que mis opiniones no se tomaban en cuenta, y mis padres estaban tan concentrados en su nuevo matrimonio que los niños resultábamos secundarios", comentó. A partir de esa experiencia, Jensen, quien es ahora asociado de investigación de la Universidad de Brigham Young, se interesó en estudiar la forma en que los niños perciben las relaciones en las familias reconstituidas. Fue coautor de la nueva investigación, que aparece en una edición reciente de la revista Social Work. Casi el 10 por ciento de los niños de EE. UU. viven con un padrastro o madrastra en un momento dado, y un tercio de ellos vivirá en una familia reconstituida antes de los 18 años de edad, apuntaron los investigadores. El estudio utilizó datos de la Encuesta nacional longitudinal de los jóvenes, una encuesta de personas de 14 a 22 años de edad en 1979, y de sus hijos, que tenían entre 10 y 16 años de edad cuando fueron encuestados. A los participantes se les ha hecho un seguimiento anual, y se les planteó preguntas sobre el matrimonio, los hijos y las situaciones familiares con el tiempo. El estudio incluyó a unos mil participantes: niños cuyas madres se habían divorciado y se habían vuelto a casar o vivían con otra persona que no era el padre biológico del niño. Entre los encuestados, la madre había estado casada de nuevo o había vivido con el padrastro durante un promedio de cinco años. Blumer no está seguro de si los datos siguen siendo relevantes, al anotar que los encuestados eran sobre todo protestantes blancos, con padres que habían nacido a finales de los años 50. "Los resultados no se pueden generalizar respecto a los años recientes", comentó.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare