Que la Iglesia maneje un Banco, o una Caja de Ahorros, en estos tiempos que corren, parece de lo más surrealista. Bien es sabido que los príncipes financiaban sus guerras con el oro de la Iglesia, y que "con la Iglesia hemos topado Sancho". Pero claro, en el siglo XXI, en un país donde por su ley de leyes tiene que haber separación entre el Estado y la Iglesia, estas cosas no dejan de asombrar. Para colmo los gestores de la Santa Madre Iglesia se han dedicado a torpedear la Caja y su fusión con entidades de mayor solvencia. Como dice Miguel Ángel Vázquez en su blog: "han dejado caer a CajaSur por el abismo de la intervención del Banco de España al votar in extremis en contra de la fusión con Unicaja. Ellos han sido los que le han dado un toque de gracia (muy humano y para nada divino) a una entidad cordobesa en bancarrota." Y así ha sucedido, que el sábado pasado el Boletín Oficial del Estado ha publicado el punto final a este culebrón, con una resolución del Banco de España por la que se acuerda sustituir provisionalmente al órgano de administración de Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Córdoba, designándose como administrador provisional al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). La citada Comisión Rectora designará a los tres citados administradores. La gestión de la Iglesia nos va a costar a todos a través del Banco de España unas pérdidas de 596 millones de euros arrastradas del año pasado y de 144 millones para lo que lleva el primer trimestre de este año. Después de todo esto uno se pregunta qué hacemos pagando los gastos de la Iglesia con el dinero de los que además nunca ponemos la "X" en la quiniela. Bueno,... para eso estamos los funcionarios, para que nos recorten los sueldos, claro que sí.