Durante el tiempo en el que el Museo Americano tuvo abiertas sus puertas, centenares de esas personas se presentaron a ser exhibidas como fenómenos por parte de Barnum, acabando algunos de ellos por pasar a la historia popular estadounidense.
En el Museo Americano trabajaron, por ejemplo, Ana Swan, la mujer más grande del mundo; Zip, el microcéfalo; Josefina Clofullia, la mujer barbuda; Dora Dwaron, un hermafrodita, o Salumna Agra, la más hermosa de las circasianas. Todos ellos dejaron tras de sí una estela legendaria de historias a medio contar y secretos apenas entrevistos.Una promesa de diversión, asombro y espanto que aún perduraría muchos años.