Llevaba tiempo dándole vueltas a la relación entre idioma y gastronomía, a la riqueza que aportan los alimentos al léxico general. Si lo pensamos, igual que se dice aquello de que los esquimales tienen cientos de términos referidos a la nieve, cada cultura se vertebra alrededor de los productos típicos o más habituales de su zona. Al final, esto acaba siendo un reflejo de la sociedad misma.
Me pregunto, por eso, qué pensarán los extranjeros que al aprender nuestro idioma descubren las siguientes delicias: chochitos, borrachos, brazos de gitano, «pets» (pedos) o tetillas de monja, huesos de santo, lenguas de gato, sobaos pasiegos, bolas de fraile (en Argentina) y hasta cojones de anticristo. Alucinarán y con razón, pero esto es harina de otro costal.
La comida es algo más que el mero sustento; influyen en ella ciertos condicionantes geográficos, políticos, religiosos y sociales. Así, si la cocina nos permite hacer la radiografía económica de un país, la gastronomía nos ofrece el más extenso abanico de sus costumbres. La comida y los alimentos desempeñan un papel muy importante en la vida cotidiana y laboral de este país y, en consecuencia, encontramos un extenso volumen de léxico (ya sea en vocablos, locuciones, comparaciones, frases hechas, etc.) relacionado con los productos alimenticios.
Solo hay que pensar en el argot sexual, donde los alimentos traspasan las fronteras de los registros e invaden el lenguaje coloquial contemporáneo. Los genitales masculinos encuentran símiles en la berenjena, la butifarra, la cebolleta, el chorizo, el churro, el haba, la longaniza, la morcilla, el nabo y el pepino (entre otros), y los femeninos en la almeja, el bacalao, el bollo, la castaña, el higo, la patata y (casi) cualquier variedad de marisco. La cuestión es llevarse algo a la boca, vaya.
Etimología
Más allá de lo soez y los nombres chistosos de los dulces, muchas son las palabras cuyos orígenes van ligados a la comida. Por ejemplo, el término «alumno» significa «el que está siendo amamantado». Una idea preciosa la de recibir nutrición intelectual. Del mismo modo, «alma mater» en relación a la Universidad nos remite a «madre nutricia».
Algo parecido ocurre con una palabra tan habitual como «compañero» que, en origen, es aquel con quien se comparte el pan. Y «hacer buenas migas» no es nada casual. Como nos dicen en Historias de la historia, «el origen del dicho está en el plato que hace unos cuantos siglos empezaron a elaborar los pastores trashumantes con dos ingredientes básicos, hambre y pan duro. Lo que ya es más complicado de saber es por qué las migas se asocian a la concordia. Hay quien sostiene que el dicho vendría a poner en valor lo laborioso de la preparación del plato, cuyo secreto de llegada a buen puerto está en el perfecto y trabajosísimo ligado y a la vez soltura de los ingredientes; quien dice que la pesadez del cortado tradicional del pan a navaja requería de un grupo bien avenido y de ahí vendría la cosa; y quien, como Nos, sostiene que el susodicho dicho se basa y cimienta en la solidaridad de grupo que se establece en el momento del condumio».
«Chorrada», que tanto usamos para referirnos a algo que consideramos una tontería o una nimiedad, es una palabra derivada del verbo «chorrar» o «chorrear», que significa en su primera acepción: «la porción de líquido que se suele echar de propina después de dar la medida». Literalmente, una «chorreada» extra, gratis, que solía darse a los clientes que compraban leche aceite, vino o licores a granel. Es de suponer que al ser gratis, los tenderos no fueran muy generosos con la cantidad de producto y es por eso que ha derivado en esta acepción, la más habitual hoy en día.
E incluso hay términos muy coloquiales como «papear» que tienen validación filológica ya que, en este caso, proviene de pappare, vocablo en latín que significa «comer». ¿Sorprendidos?
Traducción y referencias cruzadas
Lengua y gastronomía van muy ligadas y por eso es normal que las referencias puedan cambiar de un idioma a otro. Como avanzábamos antes, en cada país hay productos específicos o más consumidos que otros y esto tiene su reflejo en la lengua.
A. Referentes coincidentes:
A menudo encontramos expresiones equivalentes, o idénticas, en distintos idiomas porque el producto en sí está muy extendido, así como su particularidad o la forma en la que se encuentra. Por ejemplo, por la forma habitual de envasado es muy frecuente lo de «estar como sardinas en lata» y esta imagen también tiene una contrapartida en francés: être serrés comme des sardines en boîte y en inglés: packed in like sardines.
También sucede en el caso de «sacar las castañas del fuego» y los equivalentes tirer les marrons du feu y to pull the chestnuts out of the fire. Este dicho suele ser común en varios idiomas porque apareció por primera vez en una fábula conocida (en teoría) por todo el mundo: El mono y el gato, de Jean de La Fontaine (1621-1695).
En dicha fábula, los dos animales decidían echar la tarde asando castañas en el fuego. Cuando llegó el momento de retirarlas, el mono —que no quería quemarse— empezó a alabar al gato y a hablar de lo valiente y bien plantado que era. El minino, que al cabo de un rato ya tenía el ego tan hinchado que debía de sentirse invencible, no dudó en meterse en el fuego para sacar las castañas y presumir delante del mono. Lo malo fue que estuvo a punto de no contarlo.
B. Sustitución del referente:
Por las diferencias en la alimentación de los habitantes de los diferentes países (principalmente), existen expresiones muy parecidas cuyo referente se transforma en otro. En España, por ejemplo, las cosas se venden como rosquillas o como churros (si no, atentos a los chiringuitos frente a las discotecas de madrugada); en Argentina se venden «como pan caliente», algo parecido al francés se vendre comme des petits pains, y en inglés they sell like hot cakes. Entre platos anda la metáfora, vamos.
Seguimos con el dulce. En castellano hablamos de la «guinda del pastel», pero esta guinda cambia a cereza en francés (de acuerdo, no es tan alejado) con la cerise sur le gâteau y en algo más distinto en inglés, the icing on the cake, tal vez porque sus postres llevan más glaseado (solo hay que fijarse en los famosos fondants de las tartas en estos programas que tan de moda están).
Si nos apetece algo más salado, fijémonos en to bring home the bacon/cheese que es nuestro «llevar el pan a casa» (también earn your bread), «ganarse las lentejas/habichuelas», o «guanyar-se les garrofes», las algarrobas en catalán.
Y aunque todo esto parezca una banalidad, no lo es cuando el riesgo de meter la pata es alto. ¿Ejemplo? El patinazo de los de Ikea en este cartel, un piece of cake que ha acabó plasmado con total literalidad en lugar de un «es pan comido» si se quería jugar con el tema de la comida, un «está chupado» o «es facilísimo».
Para pastel, la traducción de este cartel de Ikea.
C. Cambio integral:
Sin embargo, en ocasiones el referente desaparece por completo y lo que unos relacionan con comida, otros lo relacionan con cualquier otra cosa. Es el caso, por ejemplo, de take things with a pinch/grain of salt que equivale a nuestro «coger las cosas con pinzas» o «poner algo en cuarentena».
También sucede con it’s not my cup of tea que sería un «no es santo de mi devoción». ¿No os parece muy revelador de la cultura de ambos países? La devoción por el té de los ingleses con el fervor religioso que aún permanece —aunque sea en el idioma— en nuestro país. Tema religioso que, por cierto, trataremos también en este blog.
Algunos ejemplos más
Si os habéis quedado con hambre, aquí van algunos ejemplos comparados de expresiones en inglés y en castellano, con su correspondiente versión descargable: Food idioms
Si os ha gustado este recopilatorio en inglés, os recomiendo la colección de artículos sobre expresiones en francés del blog Chocolate and Zucchini.
En definitiva, y anécdotas aparte, es curioso ver el peso que tiene la comida y la gastronomía, no solo en la cultura sino también en el idioma.
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Fuentes y enlaces de interés:
- Food idioms: http://www.inglesnaturalmente.com/food-idioms-cakes-and-sweets/
- La comida nacional en la lengua española: http://hispanismo.cervantes.es/documentos/sazonov.pdf
- Los filólogos: http://losfilologos.com/portal/index.php/linguistica/654-el-curioso-origen-de-esos-nombres-no-tan-propios
- ¡Que me lo expliquen! El porqué de los dichos (y más cosas) desde que el mundo es mundo. Marta Ferrer y Salvador Pulido. Editorial Espasa, 2012.