Palabras de doble filo

Publicado el 13 abril 2015 por Santosdominguez @LecturaLectores

Álex Grijelmo.Palabras de doble filo.Espasa. Barcelona, 2015.Avisos y antídotos contra engaños y otras calamidades es el subtítulo que Álex Grijelmo ha elegido para la recopilación de sus columnas en El País, agrupadas en el volumen Palabras de doble filo, que publica Espasa con prólogo de Carlos Yárnoz.Se trata de una recopilación de los artículos que desde el verano de 2013 ha ido publicando Grijelmo en la serie semanal La punta de la lengua. Artículos herederos de los que Lázaro Carreter escribía en la sección El dardo en la palabra y en los que el periodista reflexiona sobre las relaciones cambiantes entre las palabras y la realidad que representan o manipulan interesadamente.Porque la lengua no sólo es un organismo vivo sometido a cambios evolutivos, sino que está expuesta a ataques exteriores, a trampas y eufemismos de significante y de significado que cambian las palabras o disimulan la realidad.Sin ánimo de ridiculizar, sino de enseñar, como señala Carlos Yárnoz en su prólogo, Álex Grijelmo practica una crítica sin hiel en la que el humor sustituye el gesto ceñudo del censor del idioma.Y así se abordan cuestiones como los anacronismos verbales en las teleseries; la desorientación de los comentaristas deportivos que dicen “somos terceras” o “estamos clasificadas”, porque confunden género y sexo; las palabras con prejuicios o los anglicismos depredadores como “evento” o “friki”; palabras como “pifostio” o “bocachancla” que siguen en busca del diccionario; la palabrería ampulosa y perifrástica; un elogio de la coma y un vituperio de la expresión “gente anónima”; sinécdoques interesadas o deliberadamente ambiguas; la seguridad insegura o la evidencia de un cadáver muerto; el prestigio de las palabras o el escrache de ida y vuelta.Muchos de esos ejemplos están tomados del medio periodístico, pero de este tipo de errores no es ajena ni la Virgen, que cuando se manifestó en El Escorial parece que aludió a las virtudes sanadoras de “este agua”. Son algunas de las manifestaciones del bosque de las palabras, hermoso, lleno de amenas sombras y también de trampas y peligros ante los que conviene estar alertas. Porque en este libro no sólo se habla del poder de las palabras, sino de algo mucho más peligroso: de las palabras del poder y de su peligroso doble filo.Santos Domínguez