El veintinueve de abril, después de meses de arraigo fuera del país, o dentro de mí misma, fui a la presentación de la presentación del poemario, no sé si el primero de la autora guanacastica, como diría Santiago Porras, Guadalupe Urbina pero si una revelación sobre todo sabiendo que estoyacostumbrada a escucharla cantar con los mismos bajos y agudos de las tinajas con agua, las marimbas y el trinar de los pájaros antes de las lluvias y todos sabemos que la lluvia es una piel…, huele a huele a eso: al arrullo de tierra mojada…y es un mundo que no es común ni convencional… Sobre el temaEn realidad un poemario es eso, el mundo particular de su autor del que podemos desprender sus características personales sin poses ni engaños: Guanacasteca, miembro de un linaje femenino indígena si se quiere, que ha recogido abundantemente mediante su música, pintura y ahora poesía llena de color y sencillez que ha aprendido a modular del mismo parecer que ella canta: con todo dominio del ritmo, sonoridad y convencimiento de aquello que se ama porque es un instinto que viene de muy lejos, y es que las viejas leyendas de la matricia, según dijo Guadalupe Urbina, hablan de mujeres de barro que conocían los desiertos del alma
Es válido entonces decir que el título, no me gusta pero juega maravillosamente bien con todos los elementos de creación poética presentes en el poemario.Anduve siempre doblando la cintura detrás de su rayo agitado con peluches… Sobre el libroEn el antiguo arte del poeta y la poesía, una condición indispensable es la clarividencia de ver el pasado que, en mi opinión precede el talento y es el motor creador favorito de las musasCada vez que digo amor digo bocas que cantanrostros que buscan en medio de la desidia de la tardeque decidió guardarse la lluvia para escucharlaspara no apagarlas con su inmensa música impermeable