Hay golpes que me da al despertar, al caminar, al comer, no son sus manos ejerciendo fuerza contra mi cuerpo, lo hace cuando abre sus labios, su voz, sus palabras son golpes, golpes que con fuerza maltratan algo en mí que no es físico, algo interno, algo profundo, muy profundo, tanto que aparte de dolor, siento rabia, indignación, miedo, tristeza, muchos sentimientos encontrados.
Sé que muchas mujeres pasamos por esto, no soy la primera, ni la última, pero debemos ponerle un alto al maltrato verbal, los esposos que hacen esto, cada vez alejan más a sus mujeres, cortan el deseo, la iniciativa, la esperanza, la alegría. Se quejan, les molesta que hables, opines.
Cuando llega un punto donde estas situaciones son muy constantes en el día, la mujer comienza a sentirse sola, aislada, triste y busca compañía en otras cosas; pasatiempos, amigas, compras, pero a veces hasta en otro hombre, lo cierto es que caer en cualquiera de estas opciones por buscar un escape al maltrato en el matrimonio es peligroso.
A veces las mujeres tenemos miedo de decir lo que está pasando, en contar lo que se vive en el matrimonio por temor a lo que se va a decir en la familia, a la reacción del esposo si se entera y porque siempre existe la esperanza de que en algún momento todo cambie. Muchas veces el temor paraliza, pero se debe tener la fuerza y la convicción del valor que tenemos como mujeres, primero amándonos y cuidándonos por sí mismas. Creo que es importante desahogarse y contar lo que estás pasando, no a todas las personas, ni a la primera que se te atraviese, pero si busca a alguien preferiblemente con experiencia y cuéntale lo que vives, no te quedes callada, pues si en algún momento te ves en una situación de peligro esta persona estará al tanto de cómo ayudarte.
Es duro recibir gritos y palabras ásperas por cualquier cosa porque ya no sabes cuándo te están hablando, gritando o peleando, también es incómodo cuando el hombre a pesar de sus actitudes espera una respuesta positiva de la mujer en todo, desde cómo le atiendes hasta en la cama, mientras exista un ambiente tenso y trato tosco el deseo sexual de la mujer disminuye, pero parece que estas cosas a veces el hombre no las entiende, siendo aún más duro porque su pareja ya no puede satisfacerle sexualmente, no aceptando la responsabilidad de tales actitudes hacia él, pues la mayoría de las veces el hombre que maltrata no es sensible para reconocer la responsabilidad de sus actos.
Es cierto que las parejas pasan por discusiones y momentos de enojo entre las disyuntivas del convivir diario, pero el maltrato verbal es un arma que destruye. Son tan poderosas una palabra, un gesto, una acción, utilizar estas para herir, molestar, humillar a una mujer es el peor nivel de cobardía de un hombre. Es importante que las mujeres tomemos en cuenta hasta qué punto es normal un grito o una palabra brusca de nuestra pareja, ya que cuando se exceden los límites de maltrato verbal se produce el maltrato físico.