-Ostia, Fulanito! Para ya, joder!
¿Por qué les habla así? ¿Por qué no cuida un poco sus expresiones cuando se dirige a ellos?
Quizá el padre argumentaría que no es un asunto tan preocupante. ¿Qué mal le puede hacer al niño aprender esas palabras? Tarde o temprano las aprenderá, forman parte de nuestro lenguaje, hay veces en las que soltar un taco es un buen desahogo, viene incluso al caso, y no se hace daño a nadie si no se dicen con ánimo de ofender.
¿Es así de sencillo? ¿O el uso del lenguaje de un modo u otro tiene otras
Lo cierto es que ahora mismo no sé qué más añadir porque no tengo las respuestas. Y sin embargo me parece que no, que esa no es la forma adecuada, que no hay necesidad de que aprendan a decir “joder” antes que “gracias”. Y que no es necesario darles voces un día sí y otro también.
Cuando me enfado y me pongo seria con el Chiquinini, sin gritarle, es perfectamente consciente de ello y lo entiende. Vaya sí lo entiende…despliega todas sus armas para encandilarme. Primero rehuye mi mirada dirigiendo la suya hacia el suelo y luego tuerce el morrito con semblante muy serio. A continuación me mira con su mejor y más serena sonrisa y me dice “mamá guapa, hola mamá”.
A día de hoy a veces me tengo que aguantar la risa para mantenerme firme delante de él. Me sorprende su picardía siendo tan pequeño.
Supongo que llegará un día en que los enfados sean mayores, por motivos más serios y sin lugar a medias sonrisas. En cualquier caso habrá muchas veces en las que imagino que tendremos que enseñarle qué es lo correcto y qué no. Pero no creo que gritarle facilite en absoluto esa labor.