Palancares

Por Larami

Aunque es paso obligado para los que se dirigen a Valverde de los Arroyos (la carretera cruza el casco urbano), pocos son los que se detienen. Y eso que Palancares es un genuino representante de la Arquitectura Dorada, a 1.200 mts de altura y a los pies del mítico Ocejón. Solo por eso merece una parada, pero tiene otros atractivos:

  • El casco urbano, dividido en dos, con sus edificios dorados, como la iglesia y algunas casas.
  • Las rutas al Ocejón, inéditas para el foráneo pero habituales para los vecinos: la Vegachuela, el cerro por el Arroyo seco,…
  • Bosque autóctono y frondoso de robles y quejigos, que pide a gritos su protección
  • Rutas de senderismo desconocidas y muy bellas: camino al collado de la fuente, la bajada al Sorbe buscando las minas de oro, el camino de Almiruete que seguían los niños cada día para ir a la escuela,…

El pueblo nace en el siglo XII con la repoblación tras la Reconquista, y aunque hoy depende de Tamajón, tuvo cierta importancia. Según el Diccionario Madoz (año 1.852) tenía 35 casas, 136 personas, ayuntamiento, escuela e iglesia con cura y sacristán. Algunos cereales y legumbres, el molino harinero junto al Sorbe y el ganado (lanar, cabrío y vacuno) daban vida a este lugar de la Sierra Norte.

Tiene leyendas y crimen como cualquier pueblo que se precie, (los doce hachazos, que aconteció en 1.909). Nunca fue abandonado, aunque hubo temporadas con un par de habitantes. Los hijos de la tierra han recuperado la casa para fines de semana y hoy Palancares ha recuperado su vitalidad.

Lar-ami


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