Alguien me comenta durante estos últimos días, lo sencillo que es dar una opinión sobre cualquier cosa. Todo el mundo opina sobre temas de los cuales puede o no estar más o menos informado. Tal vez sea un mal de esta generación mediática nuestra tan acelerada en sus criterios.No lo sé.Me adentro en las gruesas páginas de este libro, este cómic, esta novela gráfica o relato periodístico. Mis motivos tengo para querer saber, porque en su momento, me pidieron opinión y no la tenía. En aquel momento, no me preguntaban sobre las viñetas de Joe Sacco, sino sobre aquello de lo que trata su obra: El conflicto derivado de la ocupación de Palestina por Israel. Entonces yo, nada podía opinar.Así que después de bracear como una merluza de izquierda a derecha y de arriba a abajo por cada página de esta PALESTINA. En la Franja de Gaza, me quedo sin aliento y salgo a la superficie para pensar un poco. Es todo muy extraño, muy molesto. No me gusta y a la vez, me parece increíblemente bien contado, hasta gracioso.Joe Sacco (Malta, 1960) lo hace muy bien, porque va directamente a las botas empapadas por los charcos y al cabreo. El autor pide opiniones y todos, absolutamente todos los que se cruzan en su periplo por tierras a uno y otro lado del Jordán, se la dan. Él convierte los testimonios en dibujos y los dibujos en personajes: "A nosotros nos ha pasado esto y es horrible ¿y a ti? ¿Por qué quieres saberlo? ¿Cómo me va a beneficiar contártelo?".El resto es ironía: Sacco le resta gravedad a lo que cuenta por medio de sus dibujos, para que el impacto sea todavía mayor, o para que el lector se identifique mejor con su experiencia, y no con ninguna víctima.Y es todo espantoso, complejo, no da esperanzas a una solución a corto ni tampoco a largo plazo. Parece que no termine nunca y que cuando uno cree que ha llegado a su fin, de marcha atrás y se adentre de nuevo en otro obstáculo y otra guerra.El final de la obra no lo puede explicar más claramente. Es una pura metáfora.Después de leerlo, sí que es posible forjarse una opinión -pienso- no parece difícil. Pero me pongo a escribir esta entrada y no hago más que acordarme del prólogo de Edward Said, un teórico literario al que en su día estudié y que corona este cómic con su sabia perspectiva de las cosas, y pienso que en ocasiones, es mejor seguir pensando y que opinen otros.
PALESTINA. En la Franja de Gaza (PALESTINE). Joe Sacco. Trad. Roberto Rodríguez. Barcelona, Planeta, 2001.
¿Y tú qué opinas?
Alguien me comenta durante estos últimos días, lo sencillo que es dar una opinión sobre cualquier cosa. Todo el mundo opina sobre temas de los cuales puede o no estar más o menos informado. Tal vez sea un mal de esta generación mediática nuestra tan acelerada en sus criterios.No lo sé.Me adentro en las gruesas páginas de este libro, este cómic, esta novela gráfica o relato periodístico. Mis motivos tengo para querer saber, porque en su momento, me pidieron opinión y no la tenía. En aquel momento, no me preguntaban sobre las viñetas de Joe Sacco, sino sobre aquello de lo que trata su obra: El conflicto derivado de la ocupación de Palestina por Israel. Entonces yo, nada podía opinar.Así que después de bracear como una merluza de izquierda a derecha y de arriba a abajo por cada página de esta PALESTINA. En la Franja de Gaza, me quedo sin aliento y salgo a la superficie para pensar un poco. Es todo muy extraño, muy molesto. No me gusta y a la vez, me parece increíblemente bien contado, hasta gracioso.Joe Sacco (Malta, 1960) lo hace muy bien, porque va directamente a las botas empapadas por los charcos y al cabreo. El autor pide opiniones y todos, absolutamente todos los que se cruzan en su periplo por tierras a uno y otro lado del Jordán, se la dan. Él convierte los testimonios en dibujos y los dibujos en personajes: "A nosotros nos ha pasado esto y es horrible ¿y a ti? ¿Por qué quieres saberlo? ¿Cómo me va a beneficiar contártelo?".El resto es ironía: Sacco le resta gravedad a lo que cuenta por medio de sus dibujos, para que el impacto sea todavía mayor, o para que el lector se identifique mejor con su experiencia, y no con ninguna víctima.Y es todo espantoso, complejo, no da esperanzas a una solución a corto ni tampoco a largo plazo. Parece que no termine nunca y que cuando uno cree que ha llegado a su fin, de marcha atrás y se adentre de nuevo en otro obstáculo y otra guerra.El final de la obra no lo puede explicar más claramente. Es una pura metáfora.Después de leerlo, sí que es posible forjarse una opinión -pienso- no parece difícil. Pero me pongo a escribir esta entrada y no hago más que acordarme del prólogo de Edward Said, un teórico literario al que en su día estudié y que corona este cómic con su sabia perspectiva de las cosas, y pienso que en ocasiones, es mejor seguir pensando y que opinen otros.
Alguien me comenta durante estos últimos días, lo sencillo que es dar una opinión sobre cualquier cosa. Todo el mundo opina sobre temas de los cuales puede o no estar más o menos informado. Tal vez sea un mal de esta generación mediática nuestra tan acelerada en sus criterios.No lo sé.Me adentro en las gruesas páginas de este libro, este cómic, esta novela gráfica o relato periodístico. Mis motivos tengo para querer saber, porque en su momento, me pidieron opinión y no la tenía. En aquel momento, no me preguntaban sobre las viñetas de Joe Sacco, sino sobre aquello de lo que trata su obra: El conflicto derivado de la ocupación de Palestina por Israel. Entonces yo, nada podía opinar.Así que después de bracear como una merluza de izquierda a derecha y de arriba a abajo por cada página de esta PALESTINA. En la Franja de Gaza, me quedo sin aliento y salgo a la superficie para pensar un poco. Es todo muy extraño, muy molesto. No me gusta y a la vez, me parece increíblemente bien contado, hasta gracioso.Joe Sacco (Malta, 1960) lo hace muy bien, porque va directamente a las botas empapadas por los charcos y al cabreo. El autor pide opiniones y todos, absolutamente todos los que se cruzan en su periplo por tierras a uno y otro lado del Jordán, se la dan. Él convierte los testimonios en dibujos y los dibujos en personajes: "A nosotros nos ha pasado esto y es horrible ¿y a ti? ¿Por qué quieres saberlo? ¿Cómo me va a beneficiar contártelo?".El resto es ironía: Sacco le resta gravedad a lo que cuenta por medio de sus dibujos, para que el impacto sea todavía mayor, o para que el lector se identifique mejor con su experiencia, y no con ninguna víctima.Y es todo espantoso, complejo, no da esperanzas a una solución a corto ni tampoco a largo plazo. Parece que no termine nunca y que cuando uno cree que ha llegado a su fin, de marcha atrás y se adentre de nuevo en otro obstáculo y otra guerra.El final de la obra no lo puede explicar más claramente. Es una pura metáfora.Después de leerlo, sí que es posible forjarse una opinión -pienso- no parece difícil. Pero me pongo a escribir esta entrada y no hago más que acordarme del prólogo de Edward Said, un teórico literario al que en su día estudié y que corona este cómic con su sabia perspectiva de las cosas, y pienso que en ocasiones, es mejor seguir pensando y que opinen otros.