Autor: Bassam Tawil. Originariamente publicado en Gatestone Institute:
¿Qué hacen los terroristas musulmanes cuando no andan matando a infieles y no musulmanes? Muy sencillo: empiezan a matarse entre ellos.
Tenemos el ejemplo de las organizaciones terroristas Hamás y Estado Islámico (ISIS). Aunque las dos comparten ideología y pretenden matar a todo aquel que se interponga en su objetivo de extender su versión del islam por todo el mundo, ahora parece que en lo que andan pensando es en degollarse entre sí.
La disputa entre Hamás y el ISIS no es entre malos y buenos, sino entre dos sanguinarias organizaciones terroristas islámicas, salvajes y despiadadas que tienen las manos manchadas con la sangre de infinidad de no musulmanes.
Hasta hace poco se decía que Hamás y el ISIS estaban cooperando, especialmente en la península egipcia del Sinaí. Hamás ha estado proporcionando combatientes al ISIS a cambio de armas, introducidas de contrabando en Gaza. Dicha cooperación permitió al ISIS llevar a cabo una serie de atentados contra militares y civiles egipcios en el Sinaí.
Sin embargo, las relaciones entre Hamás y el ISIS se han deteriorado rápidamente en los últimos meses, sobre todo a raíz de que Hamás decidiera limar asperezas con el régimen del presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi. Al parecer, el acercamiento entre Hamás y Egipto enfureció al ISIS y le llevó a declarar la guerra a su organización hermana.
Hamás, por su parte, está harta de que el ISIS intente infiltrarse en Gaza para socavar su régimen. Hamás no tolera la competencia. Mantiene un celoso y letal control sobre los dos millones de palestinos que viven en la Franja. Ya ha hecho que Fatah, la facción gobernante del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, trate de refrenarse, así que lo último que necesita es que una organización islámica rival la desafíe.
Pero ahora ya es oficial: Hamás y el ISIS están en guerra. Naturalmente, debemos ver en ello una buena noticia. No hay nada más reconfortante que ver cómo se machacan dos organizaciones islámicas radicales. ¡No podemos más que desear que ambas tengan un éxito total!
La guerra alcanzó su apogeo la semana pasada, cuando se supo que el ISIS había conspirado para asesinar al líder de Hamás, Ismaíl Haniyeh.
Según un informe de la inteligencia egipcia, Hamás detuvo recientemente a 18 sospechosos del ISIS que habían pensado perpetrar el asesinato en la Franja. La célula estaba planeando colocar explosivos en la Mezquita Blanca, a la que acude Haniyeh. La trama –añade el informe– se descubrió gracias a la cooperación entre Hamás y las autoridades egipcias.
Previamente Hamás había anunciado que sus fuerzas de seguridad habían detenido a dos terroristas del ISIS que se habían infiltrado en Gaza desde el Sinaí. Según la organización palestina, los dos terroristas confesaron durante el interrogatorio que uno de los objetivos del ISIS era impedir que la ayuda humanitaria entre de contrabando en la Franja.
Las detenciones se produjeron poco después de que el ISIS hiciera público el vídeo de la ejecución de dos miembros de Hamás en el Sinaí. Uno de ellos fue identificado como Musa Abu Zmat, alto mando del ala militar de Hamás, las Brigadas de Izedín al Qasam. Abu Zmat fue declarado culpable de traficar con armas entre el Sinaí y la Franja y ejecutado con un único disparo en la cabeza.
El ISIS difundió después otro vídeo en el que acusaba a Hamás de “traicionar” a los palestinos al detener a extremistas musulmanes en la Franja. Así como de no contrarrestar el reciente anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre su reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y de recibir ayuda económica de Irán. En el vídeo, el ISIS llamaba a atacar a figuras e instalaciones de Hamás –y también a los cristianos– en Gaza.
Los dos miembros de Hamás ejecutados habían huido de la Franja para unirse al ISIS, según fuentes palestinas. Muhaimar Abú Saed, profesor en la Universidad Al Azhar de Gaza, afirmó que varios miembros de Hamás habían desertado porque consideraban que la organización era “demasiado indulgente” y no imponía la sharia en la Franja.
Otra señal de la acumulación de tensiones entre las dos organizaciones terroristas fue la ejecución, por parte del ISIS, de otros dos palestinos acusados de “colaborar” con Hamás. Los individuos, Ramez Abdulá y Bashar Said, habían vivido en el campo de refugiados palestino de Yarmuk, próximo a Damasco, y fueron ejecutados en Siria a principios de mes.
Según algunas informaciones, Hamás ha capturado a más de 500 seguidores del ISIS en el curso de la campaña que está librando contra su antiguo aliado en Gaza. Asimismo, parece estar tomándose en serio las recientes amenazas del ISIS contra sus líderes. Fuentes cercanas a Hamás revelaron que decenas de terroristas del ISIS han logrado infiltrarse en Gaza en los últimos meses para preparar una ola de ataques contra objetivos de la organización terrorista palestina.
La guerra entre Hamás y el ISIS se produce en un momento en que Gaza está viviendo una grave crisis humanitaria, con una escasez de combustible y medicinas que ha obligado a varios hospitales y centros médicos a suspender sus servicios. Sin embargo, a Hamás no parece preocuparle el sufrimiento de la población. Hamás está demasiado ocupada intentando conservar el poder a toda costa como para intentar ayudar a los habitantes de Gaza. Hamás está dispuesta a luchar hasta el último palestino. En cuanto a la Autoridad Palestina, tampoco parece importarle mucho el sufrimiento de los gazatíes.
A pesar del reciente acuerdo de reconciliación entre Hamás y la Fatah de Abás, el presidente palestino se ha negado insistentemente a levantar las sanciones que impuso a la Franja el año pasado, lo que agrava aún más la crisis humanitaria.
El objetivo de Abás es provocar la caída del régimen de Hamás. Y también él está dispuesto a sacrificar a todos los palestinos que haga falta.
En lugar de atender las necesidades de su pueblo, Abás está igualmente muy ocupado en buscar pelea con la Administración estadounidense y con emisarios “sionistas”, David Friedman y Jason Greenblatt.
Hamás está muy ocupada tratando de impedir que el ISIS o Fatah se hagan con el poder en Gaza; mientras, los palestinos se ven privados de atención médica, trabajo y comida.
La lucha contra el ISIS está haciendo probar a Hamás su propia medicina: sangre y muerte.
Una vez más, los palestinos son víctimas de sus dirigentes, aparentemente muy preocupados por una sola cosa: quedarse con los millones de dólares de la ayuda internacional a los palestinos.