Palop le puso las alas a San M´Bia

Publicado el 01 mayo 2014 por Amorsevillista @amorsevillista

Se las puso para que nos metiera en otra final.
Este negro peleón que llegó de calladito, se hizo con el sitio en el centro del campo y en un remate milagroso entrará a formar parte de nuestra gloriosa historia.
Nos mete en otra Final de UEFA.
Si tenemos que analizar el partido quizás deberíamos ser honestos y reconocer el buen hacer del Valencia y su merecimiento de estar en esta Final pero....era complicado remontar el partido, era complicado que se nos fuera esta eliminatoria, era harto difícil que nos hicieran tres goles y sobre todo que no marcáramos...y se estaba dando todo en negativo, perdíamos tres cero, se nos acababa el encuentro y no marcábamos, como la noche mágica de Ucrania, como la noche mágica en la que San Andrés Palop subió con toda la fe del mundo y la puso imposible, igual que esa noche nuestro portero le puso las alas a M´Bia para convertirlo en santo, de por vida.
No fuimos capaces durante todo el partido de inquietar a Alves, salvo una clarísima ocasión de un desacertado Reyes que el guardameta brasileño se encargó de desbaratar con el paradón de la Final. Un paradón que hacía presagiar lo complicado que íbamos a tener el partido y así fue. El Valencia, sabiendo esperar sus ocasiones y materializarlas logró darle la vuelta a la eliminatoria hasta el punto de sacarnos de ella para euforia de una grada que nos tiene antípatía de nacimiento y que veía como Turín estaba a un paso, cruzando el charco, pero no.
Tuvimos fe hasta el final. Aguantamos el antifútbol del Valencia y de Pizzi con sus pérdidas de tiempo razonables por otra parte, lo aguantamos todo y bien. Tuvimos la fe necesaria para apuntillar sin tiempo a reacción, para que emergiera desde abajo ese negro, todo poder y calidad y la pusiera imposible para Alves e hiciera saltar el delirio en banquillo, gradas, televisión e incluso en más de la mitad de Sevilla.
Jugamos contra el Valencia, contra su afición y contra los comentaristas de Cuatro que en todo momento vieron a los ché en la Final y que llegaban incluso a hacer parecer que el partido del Valencia era contra un extranjero del cual no se dignaban ni a tomar un plano de los miles de aficionados desplazados desde la capital andaluza hasta la capital del Turia.
Pues todos callaron. Todos menos nosotros, todos menos los desenfocados aficionados sevillistas de Mestalla, todos menos nuestro banquillo, todos menos más de la mitad de Sevilla y nos plantamos en otra Final europea, en Turín, contra el Benfica portugués. Harina de otro costal.
Otra noche mágica...y van un montón.
Quiero muchas noches mágicas....¿y vosotros?..