Pan negro, símbolo de la pobreza de posguerra

Publicado el 07 noviembre 2010 por Carmelo @carmelogt

El pan negro es un símbolo de la pobreza tras la Guerra Civil, pero también de unas vidas complicadas y oscuras en un mundo predominantemente rural dominado por los señores.
En esta película, a ello se suman seres envueltos en sospechas de asesinato, niños que quieren crecer demasiado deprisa observando y analizando el comportamiento de sus mayores, mujeres sacrificadas por el amor a sus maridos, sean éstos de la tendencia política que sean, niñas traumatizadas por las circunstancias de la guerra, fascistas vencederos que aplican una justicia arbitraria, etc.
La secuencia inicial de Pan Negro es extraordinaria y extraordinariamente violenta. Creemos que los derroteros del film seguirán por este camino, pero se atenúan un poco.
Es una película muy ambiciosa en el sentido de querer apuntar a demasiados objetivos; a veces parece un thriller político, otras veces hay algo de destino mágico y trágico, en ocasiones se asemeja a una saga familiar; en fin, muchas pretensiones, algunas de las cuáles no llegan a culminarse.
No obstante, nadie puede negar el evidente interés de Pan Negro, avalado además por su éxito en San Sebastián, y por el libro en que se basa, una gran novela de Emili Teixidor.
Aunque está localizada en Cataluña, podría igualmente ser válida en cualquier otro contexto geográfico de esa época.
Un punto importante es que el peso de la trama recaiga en un niño, Andreu (Francesc Colomer), ya que su visión de las cosas se va transformando con el paso del tiempo, produciéndose una pérdida de inocencia , típica de la edad, pero agravada por los acontecimientos. Su padre, Farriol, pasará, en la concepción de su hijo, de héroe idealista, cuidador de pájaros, a villano, castrador de jóvenes afeminados.
Andreu no podrá perdonarle, ni siquiera una vez que ya está estudiando bachillerato de mano de los Manubens, la familia poderosa que le adopta, pasándole al pan blanco, pero que es la misma que en el pasado condenó a él y a su familia al pan negro.
El niño protagonista optará, al final, por una solución lo más práctica posible y pensará en él mismo y su futuro, adivinándose que sus estudios para médico le harán olvidarse de esa masía, un poco de pesadilla, de sus primeros años.