Entonces, aprovechando que el verano intenso se está haciendo rogar, decidí no terminar el 2015 sin un poco más de levadura en mi haber.
Ante la consulta de una amiga española: "tienes alguna receta con el clásico e infalible jamón york?", no dude en que era el momento de desempolvar la promesa de amasado y hacer estos pancitos hawaianos.
Tenía en mente que en el jamón Campofrío, debajo de jamón cocido decía también jamón york; pero para no meter la pata, tuve que asegurarme de que hablábamos de lo mismo, y googlear jamón york.
Así confirme que mi suposición no estaba errada, y me puse manos a la masa, para finalmente probar estos sandwichitos de jamón y queso.
Y con la primera fase de la masa en proceso, volví a lo mismo: que lindo es ver como actúa la levadura! El proceso y aroma que desprende es mágico.
El bollo de estos pancitos es super tierno y fácil de manupilar, y tiene algunos ingredientes fuera de lo común para darles ese toque de sabor bien agridulce e indiscutiblemente hawaiano.
Y luego, para disfrutar en buena compañía (una piña colada tal vez?), vuelven al horno rellenos con jamón y queso, bañados con una salsa especial. ¡Deliciosos! Y por supuesto, porque la compañía incluía vegetarianos, también innove con una versión de queso y huevo... Un hit.
Esta vez no tuve ayuda experta en la preparación, pero ante mi requerimiento de props hawaianos, C.A.I. salió por el barrio, tijera en mano, a conseguirme una rosa china, y así tener fotos bien "verano Hawaii".
Hay una receta!