Tal es la sensación que se desprende de la lectura de los llamados papeles de Panamá, un informe periodístico que desvela la avaricia, la rapiña y la hipocresía de los que ocultan sus fortunas en paraísos fiscales para eludir pagar impuestos en nuestro país, ese al dicen amar los significativos titulares de aquellas cuentas opacas. Desde la hermana del Rey-padre hasta un ministro del Gobierno, pasando por un novelista enviagrado, un músico señoritingo, un deportista importado o un actor cuentaminado, son algunos de los que han balbuceado tibias excusas o justificaciones de excelsa inocencia y han denostado la enorme afrenta a su integridad y dignidad que les ocasiona el revuelo mediático de unos datos que, no obstante, no pueden demostrar que sean falsos o erróneos categóricamente. Toda la sabiduría que demuestran en sus oficios, suficiente para delinquir, sólo les sirve para acusar al mensajero y no para rebatir fehacientemente el mensaje. Pretenden que no se conozca lo que siempre se ha sabido: que los ricos hacen lo imposible por pagar menos al fisco, lo que incluye abrir cuentas en el extranjero donde ocultar patrimonio y fortunas. Nada nuevo bajo el sol de España, ahora y antes.
Tal es la sensación que se desprende de la lectura de los llamados papeles de Panamá, un informe periodístico que desvela la avaricia, la rapiña y la hipocresía de los que ocultan sus fortunas en paraísos fiscales para eludir pagar impuestos en nuestro país, ese al dicen amar los significativos titulares de aquellas cuentas opacas. Desde la hermana del Rey-padre hasta un ministro del Gobierno, pasando por un novelista enviagrado, un músico señoritingo, un deportista importado o un actor cuentaminado, son algunos de los que han balbuceado tibias excusas o justificaciones de excelsa inocencia y han denostado la enorme afrenta a su integridad y dignidad que les ocasiona el revuelo mediático de unos datos que, no obstante, no pueden demostrar que sean falsos o erróneos categóricamente. Toda la sabiduría que demuestran en sus oficios, suficiente para delinquir, sólo les sirve para acusar al mensajero y no para rebatir fehacientemente el mensaje. Pretenden que no se conozca lo que siempre se ha sabido: que los ricos hacen lo imposible por pagar menos al fisco, lo que incluye abrir cuentas en el extranjero donde ocultar patrimonio y fortunas. Nada nuevo bajo el sol de España, ahora y antes.