Panellakás

Publicado el 15 abril 2014 por Desde Hungría
En cualquier país del otro lado del telón de acero (incluida Alemania Oriental), pueden encontrarse estos gigantescos bloques prefabricados de viviendas, y curiosos al principio para el viajero occidental. que junto a algún Lada o Trabant que aún recorre las calles, nos recuerda la etapa socialista que finalizó hace poco más de dos décadas.
Tan solo en Hungría se calcula que hoy en día hay unos 2 millones de personas viviendo en este tipo de casas, una quinta parte de la población del país. Generalmente son aquellos que tienen menos recursos, los otros se han ido a vivir a las nuevas urbanizaciones y edificios de ladrillo, que ofrecen una mayor calidad de vida. Sin embargo, en la práctica, son relativamente funcionales, y es la única posibilidad para aquellos con sueldos bajos o gente joven.
Békásmegyer, populoso distrito de Budapest.
En Hungría se les llama panellakás, que siginifica literalmente "casa de paneles", ya que su construcción consistía básicamente en el ensamblaje de estos paneles de hormigón prefabricados. Su sencillo y repetitivo diseño y sus materiales, baratos y de baja calidad, permitieron desarrollar distritos enteros en un tiempo récord, algo importante teniendo en cuenta que Europa estaba en ruinas tras la segunda guerra mundial, especialmente en los países de centroeuropa y el este, donde se habían producido los combates más fuertes. Ello permitió dotar a los millones de personas que habían perdido su casa de una vivienda funcional rápidamente. Además, tras la guerra, mucha gente que había emigrado volvió, y con la mejora progresiva de la economía comenzó un notable crecimiento demográfico.
Bloques en Budapest.
Distrito de Makkosház en Szeged.
Se diseñaron varios modelos de bloques de viviendas, pero los más comunes son los de 10 y 5 plantas. Los de 5, porque en aquella época se decidió que era la altura máxima para una vivienda sin ascensor (en realidad son 4 alturas más el bajo), y los de 10 porque prácticamente se obtenían duplicando los de 5. No obstante también hay algunos de menos alturas, o incluso de 15 ó 20 plantas.
En los bajos de las viviendas, apenas hay comercios. En la época comunista la idea era la de ser todos iguales, algo que sin duda se conseguía con estas impersonales viviendas, y consumir pocos bienes, para tener poco que envidiar al vecino. Así que había pocos comercios. En su lugar se construyeron viviendas (hay muchísimos pisos en bajos) o pequeños garajes, para almacenar cosas o guardar el coche (el que lo tuviese).
Muchas de estas viviendas han sido totalmente reformadas por dentro, y cuentan con las modernidades de cualquier hogar actual, a pesar de su descuidada estética exterior.
Panellakás en una pequeña población.
Las zonas verdes también tenían mucha importancia. Se plantaron muchos árboles, se construyeron lagos artificiales y parques para el descanso y recreo de los residentes. Así que la mezcla característica de estos barrios son enormes cubos de hormigón con amplias zonas verdes.
Békásmegyer.
Las fachadas y tabiques de estas viviendas son bastante delgados, lo cual supone un bajo aislamiento, tanto acústico como meteorológico. El ruido procedente de las grandes avenidas (otra característica en el diseño de estos distritos) es un inconveniente, siendo los de menor valor económico aquellos que se encuentran en ellas. El bajo aislamiento térmico es un gran problema de eficiencia energética: en invierno la calefacción funciona prácticamente 24 horas para mantener la temperatura y muchos tubos van por fuera (para proporcionar más calor, si bien la estética no es muy agradable), incluso hay calefacción en las escaleras. En verano, tan solo un aparato de aire acondicionado puede aliviar las altas temperaturas dentro de estos edificios. La sombra que proporcionan los enormes árboles que suelen rodearlos ayuda un poco. Por no hablar de que puedes escuchar perfectamente a los vecinos, como si el edificio fuese una gran familia. Po otra parte su sencillo diseño cuboidal hace fácil decorarlas, incluso existen revistas especializadas en panellakás.

Salgotarján, al norte de Hungría
La calefacción central funciona por microdistritos. En cada uno hay un gigantesco edificio-caldera para calentar el agua, que se lleva por conducciones a todos los bloques. Esto proporciona a los hogares tanto calefacción como agua caliente.

Los nuevos barrios se levantaban rápidamente debido a la sencillez de sus viviendas prefabricadas. Estas fotos pertenecen a Alemania Oriental.
Tras la caída del comunismo, llegaron años de penuria económica durante la transición del mercado, y el estado de estos edificios era muy deficiente tras años de escaso o nulo mantenimiento. Se debatió entre arreglarlos o derribarlos y construir viviendas nuevas. Debido a la mala situación económica, se escogió la primera opción.
Se comenzó un lento programa para mejorar estas viviendas. En las que renovaron, se mejoró el aislamiento de las viviendas, se cambiaron las ventanas y puertas y se instalaron calefacciones más modernas y eficientes. Se mejoró la gris y triste estética de los edificios de hormigón pintando las fachadas de atractivos colores.
Bloque restaurado, las fachadas han sido pintadas en colores más alegres.
El problema que ha retrasado tanto estas reformas en muchos edificios, además del económico, ha sido la dificultad para encontrar a los dueños legítimos, ya que las viviendas estaban nacionalizadas (no existía la propiedad privada). En muchos pisos los dueños originales habían muerto y sus descendientes emigrado, y no había forma de localizarles. Por eso podemos ver como un edificio está restaurado pero el de al lado no lo está.

Característica foto de los panellakás: una parte ha sido restaurada, mientras que la otra espera su turno. Estas fotos pertenecen al barrio de Petržalka, en Bratislava (Eslovaquia).

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