Panna Cotta liviana de lavanda

Por Bouquetgarni
Desde hace una semana, en Buenos Aires, estamos todos conmovidos por las consecuencias devastadoras y trágicas de un temporal. Nos miramos con cara de consternación porque no logramos entender del todo cómo una tormenta que parecía una más del montón  - y que, en la mayoría de nuestros casos, sólo representó una cómoda canción de cuna por eso de que con lluvia se duerme mejor - terminó con la vida de más de 50 personas y con las viviendas, pertenencias, documentación (y cuanta cosa desde básica a indispensable se les ocurra) de un número superior a las 350 mil personas.
Después, como ya se hizo habitual en los últimos tiempos, vinieron los reproches de un lado y del otro por parte de los actores políticos involucrados (Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires). Que la culpa es de uno, que la culpa es del otro y que la culpa es del clima... No quiero hablar de política porque no es el propósito de este espacio, pero retomando un tema que publicaba hace unos días mi amiga Fabiana en su blog, Objeto Transicional (si no lo conocen, pueden darse una vuelta por él porque es bien entretenido, variado y ahora está iniciando un desafío personal con una receta "de autor" por semana), si cada quien hiciera con respeto (por sí mismo y por los demás) el trabajo que le corresponde, las cosas en este bello país estarían mucho mejor. Sin culpas, con responsabilidades. Sin corrupción ni mentiras, con trabajo y honradez...Para endulzar la semana (que bastante lo necesitamos) se me ocurrió preparar esta receta súper básica y sencilla, pero con una vuelta de tuerca. ¡Señoras y señores, con ustedes una versión de Panna cotta liviana y con lavanda! Sí, sí. Menos pesada que la versión tradicional y saborizada/perfumada a la lavanda.

Ya he preparado una receta con lavanda (unos muffins muy sabrosos, cuya receta podés encontrar aquí) y, en su momento, les comenté que vendrían más. Pues bien, esta preparación es ideal para saborizarla (y perfumarla, claro) con lavanda porque le aporta una delicadeza muy sutil a la vez que agradable.Aquí está la lista de ingredientes que necesitarán para prepararla.

Lo primero será disolver lo mejor posible (igual, no desesperes porque esto no queda aquí) 80 gramos de gelatina en polvo (o su equivalente en agar-agar) en 200 cc. de leche fría. Reservala hasta próximo aviso.

Ahora, en una cacerola, mezclá 180 cc. de crema (puede ser baja en grasas. Si querés omitir este ingrediente, también es posible porque, aunque la versión tradicional de esta receta se prepara a base de leche y crema, los yogures la sustituyen muy bien. Yo utilicé esta porción de crema porque había quedado de otra preparación y deseaba aprovecharla. Ya está; ya sabés todos los entretelones de la receta...) con 4 yogures light naturales (760 gramos) y 100 gramos de azúcar. Añadí 3 cucharadas copetonas de flores secas de lavanda y poné a calentar a fuego bajo.

Agregá la gelatina que habías disuelto en la leche fría y revolvé con batidor de alambre, procurando que la gelatina se disuelva por completo. Bajá el fuego, añadí el resto de leche (200 cc.) y mezclá muy bien.

Una vez que la gelatina se disuelva completamente en la mezcla, colá la preparación para quitar las flores secas de lavanda.

Serví o disponé la preparación en copas o vasos y dejá enfriar. Cuando esto ocurra, llevá al freezer por algunas horas para que termine el proceso de solidificación. Mientras tanto, disfrutá del aroma a lavandas que reina en tu casa.
Antes de servir, colocá por encima de cada postre una generosa capa de mermelada de arándanos o de limón. Y... ¡A disfrutar!

La panna cotta es un postre típico italiano de la zona del Piamonte. Se trata de una preparación con similar consistencia a la de un flan (pero, sin la incorporación de huevos) y con mucha cremosidad.
En esta versión, la consistencia y la cremosidad están bien logradas, aunque, con menos aporte de grasas al sustituir la mayor parte de la crema con yogures descremados.

En las versiones tradicionales se suele acompañar por coulis o salsas de frutas (frutillas, frambuesas...) que aportan un toque ácido como contrapunto de la cremosidad de la preparación. Las recetas más modernas también combinan el sabor clásico con salsas de chocolate o dulce de leche. Sin embargo, al sabor que le imprime la lavanda, lo acompañan muy bien los contrapuntos ligeramente ácidos de las mermeladas de arándanos o de limón.

Les garantizo que en mi versión la esencia del postre tradicional queda intacta, pero con un sabor (y perfume) a lavandas muy delicado. Además, con menos grasas que en su formato más ortodoxo.Los invito a que la prueben porque es una receta bien sencilla que, con tan solo un rato de trabajo en la cocina, les permitirá ofrecer un postre distinto, simple pero con mucho carácter.Nos reencontramos la semana próxima con otra receta. Hasta entonces, les deseo lo mejor y ¡Bon appétit!