Pantera en libertad

Publicado el 02 enero 2011 por Historiadea
Para tí, Bombónido, en el Día Primero de nuestra Era Canalla
Pues aquí estamos. Estrenando año, sacudiéndonos el confetti y aún con sabor a uvas en la boca.
En mi caso, además, con un retrogusto a Bombónido que me place hasta el infinito después de haber vuelto por nuestros fueros a esas Nocheviejas desinhibidas y estrafalarias extendidas hasta altísimas horas de la madrugada en las que, tirando de cámara fotográfica, hemos inmortalizado _de nuevo_ nuestra complicidad y la tendencia que ambos tenemos a hacer ese tipo de cosas que el mundo suele llamar 'raras'. Esos votos secretos tan nuestros que, más allá de los convencionales, nos unen y fortalecen como nadie es capaz de imaginar.
Básicamente, hemos vuelto a sacar de paseo a la Pantera. Hacía ya casi dos años que no se le veían las garras ni el plumero _nunca mejor dicho_, así que ayer sorprendió a su público resurgiendo del 2010 como el Ave Fénix con su atuendo más canalla, su legendaria boa de plumas alrededor del cuello, sus tacones imposibles, su pose ondulante e inconfudible, su minifalda más extrema y, lo más importante, con todo el desparpajo escénico que tan solo los ojos del Bombónido, cámara en ristre, son _y han sido y serán_ capaces de captar.
Nuestra hermosa historia de amor está plagada de instantáneas de cotidiana desnudez. Unas, de alma. Otras, directamente, de cuerpo. En ambos casos esas imágenes forman parte de nuestra memoria y jalonan un día a día que, desde hace dos años, se ha revelado mayormente en blanco y negro y a punto ha estado de matarnos con su persistente bicromía. Dos años en los que la rutina, los quehaceres, la exigencia laboral y las rémoras emocionales que cada uno ha llevado en su mochila nos han separado tanto como unido. Sin embargo, aquí estamos, vivos y coleando, con un 2011 más que prometedor entre las manos, llenos de ilusión, dispuestos a ponernos el mundo por montera y a punto de contarle al mundo quiénes somos en Verdad.
Ahí están las instantáneas para atestiguarlo. La Pantera vista a través de los ojos del Halcón. Plena, desvergonzada, fascinante y canalla, entregada al único Dueño que conoce, a la única mirada que ha sabido verla más allá de sí misma. Esos ojos que, una vez, la excarcelaron y le mostraron _como ahora_ el Camino a seguir.
El del Amor sin tapujos.
El de su femenino singular.
El de su eterna Libertad.