Camaradas,
Panzer. A lo largo de la Historia, pocos vocablos han obtenido tanta popularidad en menos tiempo. En los últimos veinte meses, la palabra “Panzer”, que en alemán significa “coraza”, se ha ganado por méritos propios el derecho a reemplazar al inglés “tank” como término definitorio del arma acorazada en los ejércitos de todo el mundo. Admirada por nuestros amigos y temida por nuestros enemigos, todos el mundo reconoce en “Panzer” la llave con la que el Tercer Reich del Führer Adolf Hitler ha abierto las puertas de Europa hacia el principio de un Nuevo Orden libre de capitalismo y comunismo. En el día de hoy, a cuatro días vista del comienzo de la Operación Barbarroja, ha llegado el momento de repasar su historia.
De Adolf Hitler a Heinz Guderian: Nacimiento del Arma Acorazada Alemana.
En 1932, el Führer declaró lo siguiente: “La siguiente guerra será muy diferente de la última. Los ataques de infantería y las formaciones en masa están obsoletas. Los combates frontales entrelazados que se prolongan durante años en frentes petrificados no regresarán… Retomaremos la superioridad de las operaciones móviles.” Tan sólo un año más tarde, ya como Canciller, el Führer tendría ocasión de ver por primera vez el instrumento que le permitiría llevar a cabo ese nuevo estilo de guerra cuando asistió a un ejercicio de exhibición experimental de una fuerza blindada integrada por tanques, vehículos blindados, motocicletas y cañones antitanque. Quedó tan impresionado que se volvió hacia aquellos que lo acompañaban y declaró: “¡Eso es lo que necesito! ¡Eso es lo que voy a tener!” Los Panzer eran la herramienta que estaba destinada a hacer realidad la visión del Führer.
El nombramiento en 1933 de los Generales von Blomberg y von Reichenau como Ministro de Guerra y Jefe de la Oficina del Reichswehr, respectivamente, supuso el primer paso hacia la creación de la nueva arma. Los dos estaban a favor de las nuevas ideas que se estaban planteando y se encontraban más que dispuestos a favorecerlas. En 1934, la designación del General Freiherr von Fritsch como Comandante en Jefe del Ejército allanó el camino de Heinz Guderian, un entusiasta oficial que en 1922 había estado empleado en el Departamento de Transporte Motorizado, que había estudiado el empleo de los tanques en la Gran Guerra, proponiendo por vez primera su empleo como arma ofensiva y no como arma defensiva móvil y que ya en 1929 se había dado cuenta de que “los Panzer, operando por su cuenta o en conjunción con la infantería nunca podrán obtener una importancia decisiva. Lo que se necesita son divisiones acorazadas que incluyan todas las armas de apoyo necesarias para permitir a los Panzer combatir con plena efectividad.”
A la sazón, en junio de 1934 Guderian fue nombrado Jefe de Estado Mayor del nuevo Inspectorado de Tropas Mecanizadas, sólo por debajo de Oswald Lutz. A este primer paso le siguió un segundo en octubre del mismo año – la creación de la primera unidad Panzer: la Brigada Panzer I, a la que ayudaron enormemente la denuncia formal de las cláusulas militares del Tratado de Versalles por parte del Gobierno Nacionalsocialista y los nuevos tanques de entrenamiento que estaban saliendo de las cadenas de producción.
En julio de 1935 una división Panzer mejorada llevó a cabo con gran éxito una serie de maniobras que demostraron a todos los asistentes que el movimiento y control de masas de tanques en el campo de batalla era una realidad factible, mientras que dos meses antes una ejercicio de ensayo había estudiado incluso el empleo de un cuerpo acorazado completo. Sin duda, había llegado el momento del nacimiento de una nueva arma. Hitler, Blomberg y Fritsch sintieron que habían aguardado suficiente y, el 27 de septiembre de 1935, se instituyó el Comando de las Tropas Acorazadas, al que seguiría el 15 de octubre la creación de tres divisiones Panzer: la 1ª, 2ª y 3ª. Los protagonistas del nuevo concepto de guerra habían vencido.
Preparándose para la guerra.
El año 1938 supuso el hito final para el desarrollo de la fuerza acorazada alemana. Fue testigo de la creación de otras dos divisiones: la 4ª y 5ª Panzer, y la creación de la estructura de mando que otorgaría a la fuerza blindada un estado como arma independiente igual a cualquier otra. El 20 de noviembre de ese año Hitler nombró a Guderian, entonces General der Panzertruppen al frente de la 2ª División Panzer, Jefe de las Tropas Móviles, con autoridad sobre el desarrollo y entrenamiento de las fuerzas mecanizadas de Alemania (así como de la caballería), un poder que se le había negado al Comando de las Tropas Acorazadas. Hitler le llegaría a conceder incluso acceso directo a su persona, diciendo: “Juntos comprobaremos que se lleva a cabo la necesaria modernización.”
Guderian se sumergió en su nuevo trabajo con su habitual energía. Había mucho que hacer, dado que la fuerza Panzer todavía estaba lejos de estar lista para la guerra. En 1938 las tropas tanquistas no habían comenzado incluso a entrenarse a nivel de compañía y los mandos operativos distaban mucho de ser competentes hasta en la más rutinaria de las tareas, tal y como se evidenció en unas maniobras a gran escala que tuvieron lugar antes de 1939. Los fallos en los servicios de suministro y reparaciones se hicieron patentes ante todo el mundo durante el Anschluss en marzo de 1938, cuando entre el 25 y el 30 por ciento de los tanques implicados se averiaron en la carretera hacia Viena. Durante la subsiguiente ocupación de los Sudetes y de Checoslovaquia se apreció una clara mejoría. No obstante, conviene recordar que durante el episodio austriaco, la 2ª División Panzer, aunque mal preparada, cubrió 675 kilómetros en sólo 48 horas, cumpliendo su exigente plan de movimientos – un portentoso ejemplo de lo que estaba por venir.
Pero no todo fueron facilidades. A pesar de que se había logrado convencer al Estado Mayor Alemán de aprobar la creación de las primeras tres divisiones Panzer, algunos de sus oficiales como Ludwig Beck continuaron favoreciendo el trasnochado concepto de emplear a los tanques como apoyo de la infantería, en flagrante contradicción con la nuevas ideas que Guderian encabezaba. En octubre de 1937, como consecuencia de esta política, la 4ª Brigada Panzer compuesta de dos regimientos de tanques (un cuarto del total de regimientos disponibles en ese momento) fue creada para proporcionar apoyo a la infantería, seguida de la creación de la 6ª Brigada Panzer en 1938.
Otra derrota para el principio de concentración preconizado por Guderian llegó con el establecimiento de tres divisiones ligeras en noviembre de 1938 que se sumaron a la que ya se había incorporado desde el ejército austriaco. Estas cuatro divisiones ligeras, que con el tiempo se convertirían en divisiones Panzer adicionales, eran básicamente formaciones de infantería motorizada con un “refuerzo” compuesto por un batallón Panzer de apoyo y un regimiento de reconocimiento, y se encontraban bajo el control de la caballería. Representaron el último intento de un arma muerta por obtener un atisbo de control sobre las nuevas tropas motorizadas.
En consecuencia, a pesar del éxito de Guderian al transformar la 4ª Brigada Panzer en la 10ª División Panzer en abril de 1939, de los 33 batallones Panzer y 3.195 tanques con que la Wehrmacht contaba en septiembre, tan sólo unos dos tercios (24 batallones y 1.944 tanques) se encontraban en las filas de las 6 divisiones Panzer. Y no sería hasta 1940 en que el Alto Mando tendría la suficiente confianza para situar todos los tanques de Alemania dentro de la estructura de las divisiones Panzer.
Pese a todas estas dificultades, en 1939 el arma acorazada alemán contaba –y sigue contando hoy- con una ventaja decisiva sobre sus enemigos: su organización y método de guerra. Francia y Gran Bretaña, que juntas poseían muchos más tanques que el Reich, organizaron sus fuerzas blindadas sobre los principios de apoyo a la infantería y reconocimiento. Polonia, el más inmediato adversario de Alemania, dispersó sus tanques ligeros, que sumaban unos 660, por todo su ejército, con la excepción de una brigada acorazada, mientras sus generales depositaban mayor fe en la eficiencia de sus cargas de caballería que en la combinación de cañones y blindados. Las divisiones Panzer, en cambio, luchaban bajo otras reglas. Unas reglas que han resultado claves para ha otorgarles la victoria sobre Polonia, Francia y Gran Bretaña, y que seguirán otorgándosela, junto con la ayuda de Dios, en la Cruzada contra la Unión Soviética.
Organización.
La unidad básica de organización de la fuerza acorazada alemana es la división Panzer. Se trata, en teoría, de un equilibrado equipo de todas las armas –tanques, antitanques, infantería, artillería e ingenieros- ensamblados juntos para producir la combinación de máxima fuerza de ataque, alta velocidad campo a través y una alta flexibilidad en la respuesta a la acción enemiga según lo exijan los movimientos rápidos e independientes de la guerra blindada. El tanque es el elemento dominante, pero dista mucho de ser el supremo. De hecho, el tanque, operando con tácticas equivocadas y sin el adecuado apoyo de las otras armas, puede revelarse como un arma de combate inadecuada.
La composición inicial en 1935 de las primeras tres divisiones Panzer era realmente impresionante. Cada una disponía de una brigada Panzer de dos regimientos con cuatro batallones cada uno – unos 560 tanques (cada batallón compuesto de 4 compañías con 32 tanques cada uno además de unidades de cuartel general)- una brigada de infantería motorizada de un regimiento con dos batallones y un batallón de motocicletas, un regimiento de artillería motorizada, un batallón antitanque, un batallón de reconocimiento, una compañía de ingenieros (que pronto se ampliaría a un batallón) y unidades de señales y servicios. Las maniobras en tiempo de paz mostraron que había un deficiente equilibrio entre los tanques y la infantería motorizada, por lo que ésta última fue ampliada a cuatro batallones (estando dotadas en 1938 las nuevas divisiones panzer de dos regimientos de infantería motorizada con dos batallones cada uno).
Se juzgó entonces que se había alcanzado la proporción adecuada entre las dos principales ramas de combate. Pero las circunstancias de los años que estaban por venir no tardarían en alterar esta situación, de modo que las divisiones Panzer no tardarían en ser prácticamente irreconocibles con respecto a sus primeras formaciones de 1938.
El aspecto más serio ha sido la considerable y continua disminución en su dotación de tanques, que tuvo lugar nada más comenzar la movilización general para la guerra, cuando cuatro compañías de cada división, un cuarto del total, fueron retiradas para conformar unidades de reserva y reemplazo. Por lo tanto, con la fuerza por compañía reducida a 22 máquinas, el total nominal de tanques en cada división se redujo a 328 Panzer. No tardarían en llegar nuevos recortes. Después de la Campaña de Polonia, de las cuatro nuevas divisiones Panzer que se crearon a partir de las divisiones ligeras, tres poseían tan sólo tres batallones de tanques de tres compañías cada uno (unos 240 Panzer) y una recibió tan sólo dos batallones (alrededor de 160 Panzer).
La mayor y más drástica reducción llegaría después de la Campaña de Francia. La Campaña del Oeste había confirmado a la fuerza acorazada como el elemento decisivo del Ejército Alemán, y el Führer se dio cuenta de que para acometer con éxito la Operación Barbarroja resultaba crucial aumentar el número de divisiones Panzer. Para conseguir esto había tres opciones – reducir la fuerza de cada división, aumentar la fabricación de armamento o una combinación de ambos. El tiempo apremiaba y, mediante una orden emitida en septiembre de 1940, el Führer decretó la ampliación del número de divisiones Panzer de 10 a 21 mediante el simple expediente de disolver la brigada Panzer y dividir en dos la dotación de tanques de cada división, de modo que la composición media se volvió entonces de un regimiento de tanques de sólo dos batallones – unos 160 tanques (seis divisiones poseían tres batallones con unos 200 tanques). Al mismo tiempo, el componente de infantería fue aumentado a cinco batallones, lo que supuso una completa inversión de la relación original entre tanques e infantería. Las divisiones Panzer contaban ahora con 6-9 compañías Panzer junto con 15 compañías de infantería cuando originalmente habían contado con 16 compañías Panzer junto con 9 compañías de infantería.
Esta nueva debilidad organizativa podría no importar en el caso de una operación corta y audaz, tal y como se ha demostrado en la reciente Campaña de los Balcanes en la que cinco de las nuevas divisiones Panzer han sido empleadas con gran éxito, pero quizás se revele fatal en un conflicto que se prolongue más allá de tres meses. Sin embargo, nuestro Führer ya ha explicado que la Unión Soviética, después de una enconada resistencia fronteriza, se derrumbará al cabo de pocas semanas. “No tenemos más que pegar una patada en la puerta, y todo el edificio se derrumbará,” ha dicho nuestro Führer y, como todo el mundo sabe, nuestro Führer siempre tiene razón…
Equipamiento.
Antes de la guerra, los hombres detrás del arma acorazada alemana creían que, si se imponía un nuevo conflicto europeo al Reich, la Wehrmacht iría a la guerra equipada con un tanque ligero (el futuro PzKw III -Panzerkampfwagen: vehículo blindado de guerra-) que formaría la principal fuerza de combate y un tanque medio (el PzKw IV) como apoyo. Sin embargo, debido a dificultades de diseño y producción, fue necesario introducir a corto plazo un tanque de entrenamiento hasta que los principales vehículos hicieran acto de presencia. Como resultado, en 1934 emergió una máquina muy ligera –el PzKw I-, armada tan sólo con dos ametralladoras, poco adecuada para la acción bélica tal y como quedó demostrado en la Guerra Civil Española, donde llegarían a operar hasta 180 unidades.
De hecho, el PzKw I estaba desfasado incluso antes de su aparición, de modo que nuevos retrasos en la producción de los futuros tanques principales de batalla obligaron a los diseñadores a desarrollar otro tanque ligero mejorado – el PzKw II. Pero éste, también, era inadecuado, y al llegar 1939 su blindaje ya no le protegía contra las armas antitanque contemporáneas, y su armamento de 2 cm era superado por prácticamente todos los vehículos extranjeros similares.
El primer modelo del PzKw III fue completado en 1936. Su armamento ha sido objeto de mucha controversia. Guderian desde el principio quiso que hubiera estado equipado con un arma de 5 cm dado que ésta le habría otorgado ventaja sobre el blindaje que se esperaba pronto equiparía a los tanques extranjeros. Sin embargo, y como la infantería ya estaba equipada con cañones antitanque de 3,7 cm, y para simplificar la producción, no se consideró deseable fabricar más de un tipo de cañón y proyectil antitanque ligero.
Su armamento era el mayor defecto en lo que, por lo demás, era un tanque avanzado y de excelentes características, superior a la mayoría de la misma clase entre 1939 y 1941. Aunque en 1938 el Departamento de Armamento reconoció su error y autorizó la instalación de un cañón corto de 5 cm, los PzKw III armados con dicha pieza aparecieron por primera vez durante el transcurso de la campaña de Francia de 1940.
El primer PzKw IV hizo su aparición en 1936. Su diseño es similar al del PzKw III –de hecho, muchas de sus piezas son intercambiables- pero es más pesado y está armado con un cañón corto de 7,5 cm capaz de disparar proyectiles antitanque o explosivos diseñados para su papel de apoyo,
Éste era el estado del arma acorazada alemana al comienzo de la guerra. El que se había propuesto como el principal tanque de batalla (el PzKw III), que debía haber constituido tres cuartos de la fuerza Panzer alemana, de hecho sólo suponía la trigésimo segunda parte (1/32). De un total de 3.195 máquinas con que contaba la Wehrmacht el 1 de septiembre de 1939, 1.445 eran PzKw Is, 1.226 PzKw IIs, 215 vehículos de mando PzKw I, 98 PzKw IIIs y 211 PzKw IVs.
Los siguientes meses vieron una continua mejora de la situación, y para el 1 de abril de 1940, los PzKw IIIs constituían una décima parte del total. De 3.381 tanques, 1.062 eran PzKw Is, 1.086 PzKw IIs, 329 PzKw IIIs, 280 PzKw IVs y 243 tanques de mando (máquinas usadas principalmente para la coordinación más que para el ataque). En su orden de batalla los alemanes incluían además 143 PzKw 35(t)s y 238 PzKw 38(t)s, modelos checos introducidos como medida temporal para cumplir con los requisitos de un arma en expansión. Vehículos robustos, estaban armados con dos variantes de cañones antitanque de 3,7 cm de baja potencia. Sin embargo, la proporción de tanques en los listados no se reflejaban con fidelidad en las unidades de combate, y para la invasión del Oeste en mayo, los 349 PzKw IIIs y los 278 PzKw IVs conformaban en torno a un séptimo y un noveno respectivamente de la fuerza total de 2.574 tanques (del resto, 523 eran PzKw Is y 955 PzKw IIs, 135 tanques de mando, 106 PzKw 35(t)s y 228 PzKw 38(t)s).
La composición actual de la fuerza acorazada alemana para la inminente invasión de la Unión Soviética revela una clara mejoría aunque, todo sea dicho, todavía habría mucho que mejorar. Los tanques desfasados todavía suponen una proporción significativa del total de 3.332 con que la Wehrmacht cuenta en la actualidad – los 180 PzKw Is y 746 PzKw IIs juntos representan algo menos de las dos séptimas partes. El PzKw III no ha obtenido aún la superioridad numérica, estando listas tan sólo 965 máquinas junto con 439 PzKw IVs. Aunque el PzKw 35(t) ya no se encuentra en servicio, el PzKw 38(t) ha triplicado sus números hasta alcanzar las 772 unidades.
Por suerte, las divisiones Panzer tienen su punto fuerte en la velocidad y maniobrabilidad, y en ambas nuestras máquinas están perfectamente dotadas. Los PzKw Is y PzKw IIs que entraron en acción en septiembre de 1939 pesaban sólo 6 y 9 toneladas respectivamente y podían conseguir, en carretera, un radio de acción con el depósito de combustible lleno de entre 150 y 160 kilómetros a una velocidad máxima de 40 km/h. Los PzKw IIIs y PzKw IVs que constituirán las puntas de lanza de la Operación Barbarroja dentro de cuatro días pesan unas 20 toneladas y tienen radios de acción de 175 y 200 km a velocidades máximas de 45 y 50 km/h respectivamente. Por muy terribles y numerosos que sean los monstruos mecánicos que Stalin pueda lanzar contra ellos, gracias a su velocidad, a su movilidad y, sobre todo, a la pericia de sus tanquistas y al liderazgo de sus líderes, el arma blindada alemana se alzará con la victoria.
Mit unsern Panzer ist der Sieg!Im Osten nun marschierern wir, für Adolf Hitler kämpfen wir!Sieg Heil!