El Papa Francisco habló hoy sobre la resistencia interna “maliciosa” que existe ante su campaña en pos de reformar la burocracia que reina en el Vaticano y declaró que hombres y mujeres laicos deberían obtener cargos en la Santa Sede si están más calificados que los clérigos para los mismos.
Por tercer año consecutivo, Francisco usó su saludo anual navideño a la burocracia central de la Iglesia Católica, o Curia, para reiterarle a los cardenales, obispos y otros jefes de departamentos sobre la necesidad del cambio.
Hablando convincentemente, el Papa reconoció que se ha encontrado con resistencia de algunos miembros de la Curia, en parte abierta, en parte oculta y alguna hipócrita.
“Pero también están las resistencias maliciosas, que germinan en mentes deformadas y se producen cuando el demonio inspira malas intenciones (a menudo disfrazadas de corderos)”, dijo Francisco, quien cumplió 80 años la semana pasada, a cardenales, obispos y monseñores reunidos en la Sala Clementina del Vaticano.
El mes pasado, cuatro cardenales conservadores hicieron un inusual desafío público al Papa por sus enseñanzas en un documento sobre la familia, acusándolo de sembrar confusión en temas morales importantes y pidieron aclaraciones.
Francisco no les contestó directamente pero dijo que algunas personas mostraron “un cierto legalismo” y no entendieron el documento. Desde su elección en 2013, el Papa emprendió una reforma de la Curia, cuyas intrigas, supuesta corrupción y filtraciones fueron vistas como responsables por la decisión de Benedicto XVI de ser el primer Papa en seis siglos en renunciar.
En su discurso, Francisco dijo que los funcionarios de la Curia deberían estar menos preocupados con sus carreras y promociones y más con la renovación espiritual, la humildad y un estilo de vida sobrio. Además, llamó a la práctica de ascender a alguien para quitarlo de en medio como “un cáncer” que debe terminar.
Francisco dijo que las reformas serán continuas y profundas y que la Curia debería ser más multinacional, más multicultural y, donde sea posible, menos clerical. Las reformas no serán “como una operación de cirugía plástica para quitarle las arrugas”, afirmó el Papa, que añadió: “Queridos hermanos, no son las arrugas lo que hay que temer en la Iglesia, sino las manchas”.
Tomado de Cubadebate
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